Benjamín Franklin, uno de mis próceres estadounidenses favoritos, es de los hombres que más ha influido la sociedad que ayudó a formar.
Aparte de su agudo sentido práctico y político, su inteligente curiosidad como inventor y su papel como periodista e impresor, Franklin me agrada porque siempre pensó en la posteridad de manera
constructiva. Don Ben murió en 1790 a sus 84 años de bien gozada edad.
Una de sus geniales ideas fue dejar dos fondos de mil libras esterlinas cada uno (más de cinco millones de pesos de hoy) para las ciudades de Boston y Filadelfia, acumulando intereses durante doscientos años.
En 1990, uno de los fondos llegó a tener cinco millones de dólares (más de 220 millones de pesos), que fueron
dedicados a planes sociales.
¿No es excelente idea para quienes deseen impactar el futuro?
¿Cuántos dominicanos hemos dedicado algún minuto a pensar cómo será nuestro país dentro de 50 años, un siglo o dos? ¿O cómo contribuir a que sea mejor?
El amor a la patria requiere “futurobilidad”.
