En el marco de la cuarta revolución industrial, la educación está siendo impactada de manera radical. Vivimos en una era digital que ha cambiado el estilo de vida de las personas.
Por tanto, si debemos pensar en la educación superior del futuro, es mandatario analizarlo desde la perspectiva tecnológica.
Dicho enfoque no debe perder de la vista hacia cómo logramos que los estudiantes aprendan mejor y maximicen sus habilidades.
En ese sentido, la educación superior del futuro debe prever cómo aprenderán las futuras generaciones. A través de los avances en las tecnologías digitales, los estudiantes del futuro, y los del presente, pueden disfrutar inmensas oportunidades de acceso a contenidos educativos de alto nivel y diversas herramientas de aprendizaje. Esto incluye un amplio catálogo de simuladores virtuales, animaciones de realidad virtual en tres dimensiones y plataformas de aprendizaje personalizado.
Con respecto al currículo, debemos reformarlo para que impulse el estudio de las ciencias de la computación. Las habilidades tradicionales de lectura, escritura, aritmética deben mantenerse, pero se hace urgente incluir también las capacidades tecnológicas y de programación.
Las ciencias, ingenierías, tecnológicas y matemáticas son los pilares sobre los cuales la educación superior del futuro debe construirse.
En el aula del futuro habrá una presencia importante de diversos artefactos de realidad virtual y aumentada. Mediante dichos softwares interactivos, se incrementará o soportará el aprendizaje remoto a través de avatares y ambientes de realidad simulada.
Los estudios sobre el internet predicen que en el 2026 la humanidad alcanzará un acceso universal a la red de redes. Viviremos en el Internet del todo, por lo que la educación será en gran medida en línea o semipresencial.
Por último, la educación será personalizada. Mediante aprendizaje analítico y ciencia de los datos, lograremos aplicar técnicas pedagógicas basadas en tutorías individuales.
Los maestros serán pura inteligencia artificial. Los algoritmos inteligentes aprenderán como aprenden los estudiantes y cómo mejorar las estrategias de enseñanza de los maestros. En definitiva, estamos en los comienzos de una gran revolución digital en la educación superior.