Las réplicas por el terremoto que por supuesta corrupción sacude la cúpula de la FIFA comenzaron a sentirse en el fútbol dominicano el pasado jueves (11 de junio). Fue durante el primer partido de la selección nacional en las eliminatorias para la Copa del Mundo Rusia 2018 contra su par de Belice en el Estadio Olímpico Félix Sánchez.
Mientras en el campo, el cuadro “merenguero” daba tumbos, sin cohesión, controlado por un rival sin mucho fútbol, en las gradas aparecieron decenas de cartulinas reclamando la renuncia de Osiris Guzmán, con su grupo, de la presidente de la Federación. El primer cartel que logramos ver decía: “El fútbol dominicano tiene 17 años secuestrado”. Eso, en referencia a que la actual cúpula dirige la Fedofútbol desde 1998 sin mostrar progreso significativo en lo organizativo, competitivo ni en lo relativo a la transparencia en el manejo de los recursos que le aporta la FIFA y el Estado dominicano, así como en los procesos electorales en las asociaciones.
Al tiempo que la selección no daba “pie con bola” camino a una derrota 1-2 contra Belice y que guardias y policías fueron enviados a tratar de impedir que se mostraran los carteles en repudio al desastre federativo, las redes sociales comenzaron a hacer lo suyo. Y se debió, a que en esos mismos momentos, dos jugadores que debían ser figuras de la selección, el delantero desarrollado en Suiza, Samuel Lustenberger, y el arquero de desempeño exitoso en Panamá, Miguel Lloyd, estaban de visita en una oficina de un equipo profesional, porque ni siquiera la Federación tuvo la delicadeza de invitarlos al juego, mucho menos convocarlos. Cuando fotos de esos chicos fueron posteadas en las redes electrónicas, las reacciones de sorpresa por su no convocatoria, no se hicieron esperar.
Y no fueron convocados, porque ellos y otros muchachos habían exigido, por escrito, que Federación diera mejor trato humano a los integrantes del selectivo. La retaliación no se hizo esperar y el jefe de la Fedofútbol se lo tomó a lo personal, como es su estilo, y no convocó al grupo firmante. Solo a última hora llamaron para el duelo contra Belice a “Juanbosito” Faña y a “Danco”, que por cierto, fueron los mejores jugadores de la selección el jueves 11. Me inclino a creer que el llamado a los dos últimos fue más para tratar de evitar ruidos mayores que perjudiquen la imagen, de por sí muy deteriorada, de los “flamantes” federados, sobre todo después del destapado escándalo en la FIFA por sus oscuros manejos.
Con la derrota por goleada 0-3 el domingo en el partido de vuelta en Belice, que dejó a la selección nacional sin poder dar un solo paso en las eliminatorias para la Copa del Mundo Rusia 2018, las redes sociales estallaron con gran estruendo, exigiendo a Osiris Guzmán que se vaya ya. La sociedad futbolera pide que junto a su grupo, no cause más daño, que libere del estanco al que desde hace 17 años tiene sumido al fútbol dominicano, el cual maneja como un déspota, con carencia de transparencia, que es lo que se pide a nivel mundial. Y el nuevo fracaso de la selección es un ingrediente que de mayor peso al dicho pedido: que se vaya ya.