SANTO DOMINGO.-Más allá de lo que coloquialmente se conoce como carretera, el camino que divide la República Dominicana y Haití en la zona noroeste es un ejemplo de abandono y miseria a lo largo de sus 55 kilómetros de longitud.
La construcción de la Carretera Internacional, que abarca desde Restauración hasta Pedro Santana, fue iniciada en el año 1936 tras un acuerdo entre ambas naciones con la intención de abrir el paso entre las regiones Noroeste y Suroeste, para activar el comercio y mejorar las condiciones de vida de sus habitantes.
A pesar de esas intenciones, las comunidades cercanas están conformadas en su mayoría por nacionales haitianos, quienes viven en extrema pobreza.
Las pésimas condiciones de esta vía obliga a transitarla a baja velocidad, lo cual es aprovechado por niños para abalanzarse sobre los vehículos en busca de cualquier limosna.
El embajador e historiador William Páez Piantini indicó que al iniciase su habilitación no se estableció protocolo de mantenimiento y, por lo tanto, se desconoce el área de responsabilidad de cada país.
Explicó que en la actualidad, el Ministerio de Relaciones Exteriores conformó una comisión para la reposición de los bornes fronterizos (pilotillos) que marcan el territorio de cada nación.
“Si logramos que comisionados dominicanos y haitianos funcionen en ese sentido es posible que durante esos trabajos se tomen los correctivos y se pueda resolver el problema de la Carretera Internacional”, manifestó Páez Piantini.
El tránsito por la carretera es permitido de 7 a. m. a 6 p. m., donde quienes deciden transitarla deben solicitar permiso firmado y sellado al Ejército de República Dominicana en los puntos de acceso.
Uno de los elementos que contribuyen a la migración es la construcción de viviendas por parte de organizaciones no gubernamentales, para ofrecer facilidad a los haitianos y que puedan cruzar a buscar trabajo en territorio dominicano, además que los infantes reciban docencia en escuelas dominicanas.
Actividades ilícitas
La denominada frontera norte, comprendida desde Dajabón hasta Pedro Santana, es la zona de mayor actividad comercial e incidencia de contrabando y cruce de indocumentados desde Haití hacía República Dominicana, debido a lo favorable del terreno y las comunidades adyacentes.
Esta situación obliga al Ejército a mantener mayor presencia de efectivos, equipos y logística para contrarrestar la entrada y salida de cualquier otro ilícito, explicó su comandante, mayor general Estanislao Gonell Regaldo.
Durante un recorrido de reconocimiento de seguridad y control ofrecido a periodistas, el oficial mostró los puntos de vigilancia y chequeo del Ejército, los cuales cuentan con personal fijo y móvil, destacándose El Laurel, La Vigía, Don Miguel, Juayajayuco, Los Algodones, La Palmita y El Cortesito, apoyados por la Base Interagencial en Copey, el Décimo Batallón de Infantería y las Fortalezas de Pedro Santana y Restauración.
En los últimos meses, toda la frontera fue reforzada por la Fuerza de Tarea Interagencial “Cerco fronterizo”, la cual ha sumado más de 600 efectivos.
Además de cubrir áreas de responsabilidad el Ejército desarrolla programas de reforestación y de producción agropecuaria.
Presencia
3,800 Efectivos del Ejército.
Desempeñan labores de patrullaje y prevención en la zona noreste de la frontera.