El primer discurso en América es producto de un monje jerónimo que vivía en el Monasterio de San Jerónimo de Murtra al norte de Barcelona, lugar donde Colón acudió a encontrar a los reyes católicos para anunciarles el resultado de su primer viaje. Me refiero a Fray Ramón Pané.
En dicho monasterio, Colón lo reclutó para su segundo viaje y le encargó la tarea de aprender la lengua y la cultura de los pueblos que vivían en la isla de Haití. Pané hizo su tarea y produjo un texto que conocemos como Relación Acerca de las Antigüedades de los Indios.
Esta primera obra etnográfica americana vino a ser conocida en el siglo XX. José Juan Arrom la valora en estos términos: “…fue a vivir entre los indios, aprendió su lengua, escuchó sus cantos y sus cuentos, y apuntó lo que pudo de sus asombrosos relatos. En el proceso de sus pesquisas descubrió el ser del hombre americano y rescató para la posteridad el fascinante mundo mítico de los antiguos moradores de las Antillas”.
Este texto de Pané es lo más próximo que podemos llegar a escuchar la voz de los taínos -que era un pueblo ágrafo-, a entender su mundo, su forma de pensar, pero sin obviar que el filtro hermenéutico es un monje cristiano catalán.
Los taínos únicamente hablaron en este drama histórico por la voz de Pané y eso debemos valorarlo.
Pané recoge la voz del pueblo que al finalizar el 1492 vio llegar por mar tres naves con hombres muy distintos a ellos.
La riqueza de los relatos, la preocupación por consignar los nombres de dioses y lugares llevándolos por vez primera a forma escrita, es un esfuerzo sumamente importante si tomamos en cuenta que la antropología como ciencia le faltaban más de 300 años para su aparición.
Arrom señala “…el «librillo” de Pané – así lo calificó Anglería – ha dejado de ser el preterido testimonio de un humilde fraile Jerónimo para convertirse en la primera indagación etnográfica escrita en el Nuevo Mundo.
Mediante la recuperación de los relatos míticos de un pueblo prehispánico, Pané revela las raíces de una autóctona tradición oral, y al trasladar aquellas añejas ficciones despliega elementos y recursos que le confieren un sitio eminente entre los iniciadores de la narrativa hispanoamericana.
Además, su obra es fuente imprescindible para descifrar las arcanas creaciones artísticas del pueblo que nos precedió en estas islas. Pané, por consiguiente, también fue un gran descubridor” El calificativo de librillo denota el prejuicio europeo.