La voz del Papa Francisco, como pastor que cuida el rebaño, se vuelve a sentir con un mensaje esperanzador en un mundo azotado por una pandemia que ha quebrado las economías, ha confinado a media humanidad a situaciones que, aunque fortalecen la resiliencia, exacerban todo tipo de vulnerabilidad.
En su encíclica “Fratelli Tutti”: Hermanos todos, Francisco nos invita a reflexionar sobre la fraternidad, una condición espiritual que poseemos los seres humanos que es la solución al individualismo, la globalización de la indiferencia, la exclusión y el egoísmo.
Revisando el documento, llama la atención la interpelación del Papa acerca de la dignidad humana y la indignación frente al sufrimiento, la necesidad de una nueva forma de hacer política y de un mundo más justo.
Dignidad humana e indignación:
El ser humano tiene una dignidad humana inherente a su condición de hijo de Dios. Todos poseemos esa dignidad y tenemos que hacerla valer frente cualquier situación que intente pisotearla.
En ese sentido, el Papa nos dice que: “No es una opción posible vivir indiferente ante el dolor, no podemos dejar que nadie quede a un costado de la vida. Esto nos debe indignar, hasta hacernos bajar de nuestra serenidad para alterarnos por el sufrimiento humano. Eso es dignidad”.
Una nueva forma de hacer política:
Frente a la política que busca dominar al oponente, basada en el marketing, el descrédito y la destrucción del otro, el Papa Francisco rescata el sentido de la caridad política expresada en la apertura a todos, el diálogo y la búsqueda de la convergencia en la construcción del bien común como utopía posible.
Un mundo más justo:
Frente a la incapacidad humana a nivel político y social de resolver problemas como el Covid-19 desde la perspectiva de la economía de mercado, el Papa Francisco alerta sobre una posible vuelta al consumismo y a autopreservación egoísta y rescata la fraternidad que nos obliga a la acción frente a la exclusión de los ancianos y los más vulnerables.
En tal sentido, expresa en “Fratelli Tutti” que ojalá “tanto dolor no sea inútil, que demos un salto hacia una forma nueva de vida y descubramos definitivamente que nos necesitamos y nos debemos los unos a los otros».