En la pasada Bitácora concluía con la siguiente afirmación: “El miedo, motor de muchas de las expresiones de odio hacia la mujer, los extranjeros y los pobres, fue exorcizado por Jesús en la cruz. Es hora de tirar a la basura los odres viejos”. Y al decirlo expresaba el dolor que siento de que muchos de los que se dicen cristianos siguen atados a miedos seculares por no redimir esa parte de su pensamiento con la Buena Nueva. Y justo el día antes de salir esa Bitácora recibimos de Roma una noticia revolucionaria, un soplo del Espíritu, que contribuye a iluminar la oscuridad que se agazapa en la misoginia, el racismo, la xenofobia y la aporofobia que permea a tantos líderes de nuestra sociedad.
El Papa Francisco ha nombrado a las tres primeras laicas consultoras de la todopoderosa Congregación para la Doctrina de la Fe. Un verdadero hito en la historia de la Iglesia contemporánea. Una hendidura divina en el dominio masculino de la Iglesia y una señal cristalina de que la postura de los sectores más atrasados del clero se las tendrán que ver con mujeres con una alta formación en teología. Cuestión esta que en nuestro país todavía ni atisbamos lamentablemente por el miedo de muchos a que laicos, hombres y mujeres, puedan formarse en teología al más alto nivel y participar en las discusiones sobre las cuestiones más relevantes de nuestra Fe.
¿Quiénes son ellas?
Linda Ghisoni (Piacenza, 1965), casada y madre de dos hijas, se graduó en filosofía y teología en la Universidad Eberhard Karls de Tübingen, recibió su doctorado en Derecho Canónico en la Universidad Gregoriana, y se graduó como abogado del Tribunal de la Rota Romana y de práctica administrativa de la Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos; fue juez de instrucción en el Tribunal de Distrito de la nulidad de causas matrimoniales de la región del Lazio, a partir de noviembre 2017 es subsecretaria del dicasterio para los laicos, la familia y la vida (Sección de los fieles laicos).
Michelina Tenace (San Marco in Lamis, 1954) estudió filosofía en París, se especializó en literatura extranjera en la Universidad de La Sapienza es doctora en teología con una tesis sobre Vladimir Soloviev dirigida por Tomáš Špidlík en la Gregoriana, donde dirige el Departamento de Teología Fundamental.
Laetitia Calmeyn (Bruselas, 1975), es enfermera especializada en cuidados paliativos, estudió teología en Bruselas y desde entonces se ha doctorado en Teología en el Pontificio Instituto Juan Pablo II con una tesis sobre el filósofo y teólogo jesuita Albert Chapelle; virgen consagrada de la diócesis de París, enseña teología en el Collège des Bernardins de París.
Mientras el Papa abre puertas y enciende luces para dinamizar la Iglesia, con mujeres formadas al más alto nivel a nivel teológico y profesional, por nuestros lares latinoamericanos se organizan giras con embaucadores panfletarios que propalan miedo y odio contra el cambio social y la dignidad e igualdad de las mujeres. Es una misma Iglesia, la de Roma y la Latinoamericana, pero con dos velocidades diferentes y diversos grados de generosidad en la apertura a la acción del Espíritu Santo.
No nos cansemos de dar gracias por el regalo maravilloso de un Papa que nos impulsa a convertirnos radicalmente y a ver a todos nuestros congéneres con humildad y actitud amorosa. Jesús no fue un fariseo, fueron ellos parte de los que lo clavaron en la cruz porque no toleraban que anduviera con prostitutas, recaudadores y leprosos, por cuidar en lugar de juzgar, por invitarnos a amar a nuestros prójimos como a nosotros mismos, comenzando por aquellos que no piensan como nosotros o no viven según nuestras reglas.
Es una señal poderosa. Una puerta que ha abierto el Papa y que no se cerrará. El camino al Reino exige valor y odres nuevos, es lo que demanda el amor.