Este sábado 7 de septiembre, cientos de miles de franceses respondieron al llamado del Nuevo Frente Popular (NFP) para manifestarse en cerca de 150 municipios del país.
Las protestas fueron organizadas en rechazo al nombramiento de Michel Barnier como primer ministro por parte del presidente Emmanuel Macron, una decisión que ha sido ampliamente criticada por la izquierda francesa, que califica el hecho como un “golpe de Estado” contra la voluntad popular.
Es que el nombrado como Primer Ministro, Michel Barnier, de 73 años, es un veterano de la política francesa y europea, asociado históricamente al partido de derecha Los Republicanos. Con una carrera que abarca más de cuatro décadas, Barnier ha ocupado cargos de alto nivel tanto en Francia como en Bruselas.
Las manifestaciones comenzaron en diversas ciudades del país. En París, la icónica plaza de la Bastilla es el epicentro de la concentración, donde se espera que más de un millón de personas marchen hacia la plaza de la Nación.
Miles de manifestantes se concentran pasado el mediodía frances en la plaza de la Bastilla atendiendo a la convocatoria contra lo que denuncian como un golpe de Estado.
“No nos rendiremos hasta que sea destituido”, afirmó Andy Kerbrat, diputado del NFP, que participó de una nutrida convocatoria en Nantes, ciudad del oeste francés.
Aunque la protesta cuenta con el apoyo de La France Insoumise (LFI), el Partido Comunista Francés (PCF) y los ecologistas, el Partido Socialista (PS) decidió no participar oficialmente. Sin embargo, se espera que algunas secciones locales del PS se unan a las manifestaciones. Por su parte, la Confederación General del Trabajo (CGT) también se ha desmarcado de esta movilización, concentrando sus esfuerzos en una jornada de huelga interprofesional planeada para octubre.
Las manifestaciones se realizan en todo el país y desde la mañana de este sábado decena de miles de franceses, en su mayoría jóvenes, colmaron las calles de ciudades como Nantes y Burdeos.
Además de las movilizaciones, la izquierda inició un procedimiento de destitución contra Macron en el Parlamento, alegando que el nombramiento de Barnier ignora los resultados de las recientes elecciones legislativas, donde el NFP emergió como la principal coalición de la Asamblea Nacional.
Con 192 escaños, superaron al partido de Macron, que quedó en segundo lugar con 166 escaños, y a la Agrupación Nacional de Marine Le Pen con 142.
El descontento surge en un contexto de profunda polarización. La encuesta más reciente muestra que el 74% de los franceses creen que Macron no respetó la voluntad expresada en las urnas.
A pesar de la incertidumbre política, el nuevo primer ministro Michel Barnier enfrenta el reto de formar un gobierno y presentar un proyecto de ley de finanzas antes de octubre, todo bajo la amenaza de censura por parte de la oposición. Por lo cual, las próximas semanas serán decisivas para el futuro político de Francia.