PARÍS. – ¿Qué importancia puede tener un nombre? Mucha, para la dirigente ultraderechista francesa Marine Le Pen. Ella quiere cambiar el nombre del Frente Nacional, el partido que fundó junto con su padre en 1972.
La propuesta que planea presentar al congreso partidario el domingo es símbolo de la reforma profunda con la que pretende rescatar al Frente Nacional del inframundo político en el que se hundió tras la derrota electoral del año pasado frente al derechista moderado Emmanuel Macron.
El congreso en Lille develará un nuevo nombre, una nueva estructura de conducción y estatutos nuevos con la esperanza de devolver el partido antiinmigrante a los primeros planos.
En su primera jornada, el sábado, el congreso tuvo un invitado especial: Steve Bannon, antiguo estratega de Donald Trump y arquitecto de la plataforma nacionalista antiinmigrante del presidente estadounidense, que se hace eco de muchas de las ideas promovidas desde tiempo atrás por Le Pen.
«La historia está de nuestra parte», dijo Bannon en medio de ovaciones. «Ustedes son parte de un movimiento mundial más grande que Francia, más grande que Italia».
También elogió la visión de Le Pen de un espectro político que ya no es izquierda-derecha sino de nacionalistas contra globalistas.
Le Pen, la única candidata presidencial que ha tenido el Frente, dice que los cambios son parte de una «revolución cultural» para que el partido pueda «implantarse, crear alianzas y gobernar».
«Estamos en un punto de inflexión… no nos entierren», dijo en una entrevista con el diario Le Figaro publicada el viernes.
El cambio de nombre, sujeto a la aprobación de los afiliados, que votarán por correo, será la ruptura definitiva de Le Pen con su padre, quien ha calificado el proyecto de traición.
Jean-Marie Le Pen será borrado de los registros del partido y despojado de su título de presidente honorario vitalicio, lo que significará el fin oficial —si bien no real— de la enconada disputa entre padre e hija.
Los cambios abren paso al surgimiento de un nuevo equipo de conducción, aunque los cimientos ideológicos del partido permanecen intactos: el nacionalismo, la identidad nacional y el antieuropeísmo, según Jean-Yves Camus, experto en la ultraderecha.
Desde que asumió la presidencia del Frente en 2011, Le Pen se ha esforzado por borrar la huella de su padre —condenado por racismo y antisemitismo— para ampliar la base del partido. Momentos después de su derrota ante Macron, anunció sus planes para «refundar» el partido.