David Alvarez
En un programa de televisión que se transmitió el lunes de esta semana el destacado arquitecto y experto en el arte Gamal Michelén entrevistó al brillante artista Dustin Muñoz y evaluaron brevemente la tarea fundacional de Trujillo de las escuelas de arte en el país.
Con cierto pudor Michelén reconocía que ese dictador tuvo la visión de crear los espacios formativos para los artistas. Eso es un hecho…pero no es toda la verdad.
Toda dictadura, desde el estalinismo hasta el trujillismo, descubrieron que el arte es una herramienta muy útil para consolidar su control político. Mediante las artes visuales, musicales, plásticas, danza, teatro y literatura, se propalan los valores de consolidación del autoritarismo.
La figura del tirano pasa a ser modelo a ser replicado hasta el hartazgo en todas las expresiones artísticas, especialmente en pinturas y esculturas.
La música y el canto glorifica al dictador y sus acciones, reales y ficticias.
El arte por tanto en el trujillismo tuvo como logro la forma, es decir, la capacitación de los artistas en las técnicas de las diversas expresiones artísticas, pero el fondo era una forma alienada al sentir del autor, obligado por los dictámenes del régimen.
Unos pocos, en el caso del trujillismo, intentaron escapar mediante el cultivo de formas vacías que no generaran la menor molestia al gobierno.
Frente a las formas autoritarias de gobierno se impone definir claramente los reales motivos de sus acciones o corremos el riesgo de debilitar la democracia como forma de gobierno.
