Fluctuaciones en la economía dominicana

Fluctuaciones en la economía dominicana

Fluctuaciones en la economía dominicana

Daris Javier Cuevas.

Las economías están expuestas a constantes perturbaciones que varían la orientación y comportamiento de estas de una manera inesperada y sorprendente, lo que permite afirmar que las mismas fluctúan siempre entre buenos y malos momentos.

Para comprender la magnitud de esas variaciones se recurre examinar los costos y las causas de las mismas, lo cual permite analizar lo que se denomina fluctuaciones económicas, entendida a partir de las cuentas nacionales para medir la actividad económica agregada.

La medición de la actividad económica aporta las cifras que explican las fluctuaciones económicas en el corto y mediano plazo, por tanto, se puede establecer de manera puntual el desempeño efectivo de la economía y su PIB potencial, pues con ello se puede apreciar la incidencia de las perturbaciones en la economía.

Pero es relevante precisar que las fluctuaciones económicas se refieren a un conjunto de valores cíclicos que registran variaciones firmes durante un periodo determinado de tiempo y que evidencian información sobre el desempeño de la economía en su conjunto.

Para el análisis económico resulta fundamental centrarse en las fluctuaciones que muestra la economía para entender mejor el PIB total, su crecimiento, comportamiento sectorial y sus efectos en el desempleo, así de como responden los hogares con el consumo, ahorro y el fondeo o préstamos.

En adición, con las fluctuaciones económicas queda evidenciado los efectos de la inflación o comportamiento de los precios, las tensiones geopolíticas y el comportamiento del crecimiento económico.

Bajo el enfoque planteado, se puede sostener que el año 2023 para la economía dominicana fue de fluctuaciones constantes por el que se transitó por una senda de bajo crecimiento en todo el año, fruto de que el crecimiento del PIB medido mensual fue inferior al 2%, aunque al mes de octubre este alcanzó 3.6%, tal como lo ha publicado el Banco Central de la Republica dominicana, pero cuyo desempeño promedio enero- octubre tan solo alcanzó un 1.9%.

En tal contexto, esta cifra pone en evidencia que resulta improbable que la economía pueda cerrar el año 2023 apegado a la proyección original de un 5% que se había establecido desde inicio del año, al tiempo que las revisiones posteriores de 4.5%, 4, 3.5% y 3% se desvanecieron de forma preocupante creando una situación de fragilidad.

Tan frágil es la situación de la economía dominicana que ya el Banco Central a lo que aspira es a un crecimiento de 2.5%, lo cual puede ser inferior, implicando esto que el 2023 fue un año de ralentización plena de la economía, lo cual interrumpe de manera pronunciada y preocupante el patrón de crecimiento promedio de un 5.3% de las últimas cuatro décadas que había registrado en la economía.

Este comportamiento de la economía se produce en un contexto en que los estímulos monetarios superaron a los estímulos que se aplicaron durante el periodo de la pandemia, implicando esto que la economía dominicana se potencia a ingresar a un escenario de vulnerabilidad para el primer trimestre del año 2024 donde la economía mostrará la influencia del proceso electoral.

Tal escenario tiende a generar cierta incertidumbre por los efectos de una expansión del gasto público y la contracción natural de la inversión privada, fruto de las interrogantes que abrumará a los inversionistas privados sobre cuáles serán los resultados de las elecciones y el trastorno a la que se expondrá la política fiscal.

Por igual, la inflación ha sido el peor fantasma de la economía dominicana ya que estamos frente a una economía inflacionaria que ha lacerado el poder adquisitivo de los consumidores, aunque en los últimos cuatro meses la velocidad de crecimiento de la inflación ha sido inferior al ritmo que tuvo en los primeros 7 meses del año, pero en modo alguno significa que los precios de los bienes y servicios que demandan los consumidores hayan bajado su nivel, por tanto, la inflación sigue preocupando ya que lo único es que está creciendo menos.

Pero es que la inflación ha seguido atacando de manera frontal a los cinco grupos de la canasta familiar que encarnan el 50% del gasto de las familias, como los alimentos, Salud, educación, bienes y los servicios, los cuales muestran un crecimiento muy por encima de la inflación meta, que no cesan al incrementarse de manera exponencial, lo que se explica en el hecho de que los consumidores están financiando los alimentos mediante deudas.

Tal situación es más preocupante si se considera que la tasa de interés de los préstamos bancarios termina el 2023 por el orden de un 18.4%, y 20.5%, implicando esto una incidencia en el costo de la vivienda financiada.

Por igual, preocupa el nivel de sobreendeudamiento público en que ha caído la economía dominicana con una frecuencia sin precedentes históricos, provocando que el presupuesto público dependa de la emisión de deuda soberana, situación que está conduciendo a una mayor incertidumbre sobre el futuro inmediato de la economía dominicana con espacios fiscales muy restringidos.

Por todo lo expuesto se plantea la necesidad de que la política macroeconómica debe orientarse a dinamizar el crecimiento sostenible, procurar la estabilidad de precios, generar empleo de calidad, reducir la pobreza y la desigualdad.

Por tal razón, es urgente dinamizar la inversión pública, que es el puente entre el corto y mediano plazo y es esencial para hacer frente a los desafíos que se presentan en la economía dominicana, obligando a priorizar una mayor coordinación de las políticas macroeconómica, dando sostenibilidad a la política fiscal con armonía entre las políticas monetaria y fiscal.



Daris Javier Cuevas

Economista-Abogado Máster y Doctorado en economía Catedrático de la UASD

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