Mientras las partes negocian, la población palestina sigue sufriendo los embates de la operación israelí para acabar con el liderazgo de Hamás.
Tanto para los líderes de Hamás como para los de Israel, poner fin a la guerra en Gaza se ha convertido en un mortal juego de supervivencia.
Los términos en los que la guerra llegue a su fin podrían determinar el futuro político de esos líderes, y su control sobre el poder. Para el líder de Hamás, Yahya Sinwar, podría incluso llegar a ser un tema de supervivencia física.
Por eso es que las negociaciones anteriores han fracasado. También es la razón por la cual el tema de cómo ponerle un fin permanente a los combates se ha pospuesto para las últimas etapas del plan que el presidente estadounidense Joe Biden esbozó el viernes.
Biden reconoció que esa transición de conversaciones sobre un acuerdo limitado de rehenes por prisioneros a las discusiones sobre un alto el fuego permanente será “difícil”.
Pero también es donde probablemente radica el éxito o el fracaso de este último acuerdo.
Sin prisa
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, tiene razones internas poderosas para tomarse ese acuerdo paso a paso.
La primera fase, como la describió Biden, supondría la liberación de decenas de rehenes, tanto los que están vivos como los que no. Este sería un gesto ampliamente bienvenido en un país en el que el hecho de no haber logrado la liberación de todos los secuestrados por Hamás es, para muchos, una mancha moral flagrante en la gestión de la guerra.
Pero es poco probable que Hamás entregue a los rehenes políticamente más sensibles –mujeres, heridos y ancianos– sin algún tipo de garantía de que Israel no reiniciará la guerra una vez que los secuestrados estén en casa.
Según filtraciones citadas por los medios israelíes, Benjamin Netanyahu les habría dicho a sus colegas en el Parlamento que Israel podría mantener sus opciones abiertas.
Según creen algunos, la opción de reanudar los combates –hasta que Hamás sea “eliminado”– será lo mínimo que le exijan al primer ministro los miembros de extrema derecha de su coalición política.
Sin su apoyo, Netanyahu se enfrenta a la perspectiva de elecciones anticipadas y la continuación de un juicio por corrupción en su contra.
Abrir las opciones
Netanyahu necesita mantener abiertas sus opciones a largo plazo para poder ganar su apoyo a cualquier acuerdo inicial que tenga que ver con los rehenes. Por otro lado, es probable que los líderes de Hamás quieran garantías de un alto el fuego permanente por adelantado.
Los acuerdos anteriores se han derrumbado ante este cisma. Salvar la propuesta ahora va a depender del margen de maniobra que tenga Netanyahu con sus aliados de extrema derecha para buscarle alternativas a la «eliminación» de Hamás, y hasta qué punto están los líderes de Hamás dispuestos a considerar estas opciones.
Durante el fin de semana, Netanyahu se refirió a la destrucción de las “capacidades militares y de gobierno” de Hamás, y a cómo poder garantizar que el grupo ya no sea una amenaza para Israel.
Pocos cuestionan que Hamás ha sufrido pérdidas importantes en su infraestructura militar e incluso, dicen algunos, en su apoyo público dentro de Gaza y su control de las calles.
Pero no hay señales de que Israel haya matado o capturado a sus principales líderes, Yahya Sinwar y Mohammed Deif, y dejarlos libres en Gaza para que celebren el retiro de las fuerzas israelíes representaría un desastre político para el asediado primer ministro de Israel.
El dilema de Hamás
El lunes, un portavoz del Departamento de Estado de EEUU dijo que, aunque las capacidades de Hamás se habían «degradado de manera consistente» en los últimos meses, seguía siendo una amenaza y EE.UU. no creía que el grupo pudiera ser eliminado militarmente.
Mientras tanto, la Casa Blanca dijo que Biden había «confirmado la disposición de Israel de seguir adelante con los términos actuales que se le ofrecieron a Hamás» y dijo que el grupo palestino era ahora el único obstáculo para alcanzar un acuerdo.
Por otra parte, el contraalmirante Daniel Hagari dijo que el ejército israelí podría garantizar la seguridad de Israel en caso de que el gobierno acuerde alguna tregua.
Sin embargo, Yanir Cozin, corresponsal diplomático de la estación de radio militar de Israel GLZ, cree que Netanyahu no pondrá fin a la guerra hasta que pueda presentarla como un éxito.
«Un acuerdo que deje a Hamás es un gran fracaso», afirmó. “Ocho meses después, cuando no se ha logrado ninguno de los objetivos de la guerra (no se acabó con Hamás, ni se regresó a todos los rehenes, ni las fronteras se aseguraron), no quiere poner fin a la guerra. Pero también entiende que no puede dejarlo hasta las próximas elecciones israelíes en 2026”.
“Si él pudiera decir: ‘Exiliamos a Yahya Sinwar y Mohammed Deif, ya no están viviendo en Gaza’ –y si la gente que vive cerca de Gaza y de la frontera norte puede regresar– creo que podría mantener su gobierno unido. Pero eso son muchas hipótesis”.
Lo que hará Hamás
Es muy poco probable que Hamás acepte el exilio o la rendición de sus principales figuras. Pero están surgiendo claras divisiones entre los líderes de Hamás que están dentro y los que están fuera de Gaza.
El ex primer ministro israelí Ehud Barak, quien también se desempeñó como ministro de Defensa, le dijo a la radio israelí que el presidente Biden había anunciado el acuerdo “después de ver que Netanyahu sólo avanza cuando está seguro de que Sinwar se va a negar”.
«¿Cómo crees que va a reaccionar Sinwar cuando se proclive a un acuerdo y luego le digan: ‘Pero date prisa, porque todavía tenemos que matarte después de que devuelvas a todos los rehenes'», dijo.
Mientras tanto, decenas de miles de israelíes desplazados tras los ataques de Hamas el 7 de octubre están a la espera del paso que dé a continuación su primer ministro.
Una de ellos es Yarin Sultan, madre de tres hijos de 31 años que huyó de su casa en Sderot, en la frontera con Gaza, la mañana después de los ataques de Hamás. Dice que no volverá a casa hasta que Yahya Sinwar y Mohammed Deif ya no estén libres.
«Este alto el fuego nos matará», dijo a la BBC. “Liberaremos a los rehenes, pero dentro de unos años ustedes serán los próximos rehenes, serán las próximas personas asesinadas, las próximas mujeres violadas; todo esto volverá a suceder”.
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