No es que quiera hacer las veces de una Casandra o un Laocoonte para anunciar el fin de nuestra civilización actual, ni mucho menos. 

No hay duda de que está de moda el tema de los feminicidios. Entiendo que ese es otro cuento que la globalización se ha inventado para debilitar las relaciones entre las personas y dentro de la misma familia como concepto.

Corresponde a la ideología de género, pues, cumplir con su parte en ese sentido, la cual sostiene que en el mundo por venir no habrá ninguna diferencia biológica entre los hombres y las mujeres; que ser hembra o varón no depende de su nacimiento, sino de los patrones de socialización que recibimos desde niños.

Entonces, el feminicidio implica que el crimen perpetrado en contra de la mujer es peor que el que se comete en contra de un hombre, pues este sería por naturaleza un abusador y violador al cual hay que poner en su sitio definitivamente.

Semejante término anda rondando por todas las sociedades globalizadas.

Lo cual indica que es algo que se planeó y que ahora se está implementando. De ahí que en Europa, por ejemplo, ya los padres tengan muy poco poder de decisión sobre lo que se les enseña en términos de sexualidad a sus hijos en la escuela.

Recientemente, el Parlamento Europeo publicó un librito dirigido a los niños de la Unión donde no se distingue entre la relación heterosexual y la homosexual y se celebran las virtudes de la masturbación. Incluso hay europarlamentarios que han llegado al extremo de proponer un absurdo como el de la descriminalización de la pedofilia y del incesto.

Otra propuesta que discuten es la que explica que en los documentos legales, como el de un acta de nacimiento, ya no se hable de madre y de padre, sino de Progenitor número 1 y Progenitor número 2.

Quién sería el progenitor número 1, no se sabe todavía, pero de seguro que va a ser la mujer y no el hombre, por aquello de que, al final, lo que se persigue es la castración total de este como tal, para remplazarlo con una figura desdibujada sin rasgos masculinos precisos.

Una vez se establezca esa figura, ¿cuáles cree usted serán las posibilidades de que en una sociedad cualquiera la disidencia y la lucha para alcanzar justicia pueda expresarse?