El dinero de los contribuyentes históricamente ha tenido un manejo que en muchos casos deja grandes dudas, porque al parecer quienes lo administran tienen la creencia de que lo que nada cuesta se le puede hacer fiesta sin ningún tipo de control, y al parecer es así.

Esa situación ha dado como resultado que grandes inversiones hayan sido sobre evaluadas, sin ninguna consecuencias.

Hoy en los tribunales de justicia del país se conocen casos en los que el Estado, de acuerdo a los peritajes realizados, ha sido estafado con miles de millones de pesos.

El renglón deportivo no escapa a lo antes expuesto, dado que se han realizado inversiones de miles de millones de pesos, las cuáles al poco tiempo están abandonadas, y eso es un crimen como otro cualquiera, pero hasta ahora no ha tenido ninguna consecuencia.

No es posible que un país donde todavía hay un gran por ciento de la población que se acuesta sin poder adquirir las tres “chauchas”, continúe en por ese triste y penoso derrotero.
Las finanzas que maneja el sector deportes deben ser fiscalizadas al dedillo por los organismos que están por ley creados para cumplir esa misión, sin importar quien caiga.

Hay que decir, que las autoridades se han hecho “de la vista gorda” hasta el momento.
Los líos que se han suscitado en el seno del Comité Olímpico Dominicano, que tras el último traspaso de mando, se declaró “en bancarrota”, una muestra de lo que ha estado ocurriendo en los últimos años.

Este es una sociedad donde ya la gente perdió el miedo, pero eso no ha sido suficiente ‘ara que se reclame como tiene que ser, sobre el uso correcto y adecuado de los fondos públicos, que aporta cada ciudadano con sus impuestos.