Renaldo Bodden
Se puede estar a favor o en contra de sus ideales y sus ejecutorias, pero nadie le puede negar su dimensión universal.
Fidel Alejandro Castro Ruz, simplemente Fidel, asumió el deporte como medio de promover la Revolución (1959), que también tenía la educación y la salud como estandartes.
Así, no es casual que en los Juegos Olímpicos Barcelona 1992 Cuba ocupara el quinto lugar.
Atletas como Alberto Juantorena (atletismo), Teófilo Stevenson (boxeo), Javier Sotomayor (atletismo), Félix Savón (boxeo), Mireya Luis (voleibol), Regla Torres (voleibol), Iván Pedroso (atletismo), entre muchísimos más, pasearon la bandera cubana al lado de los más grandes.
El voleibol se ha mantenido en la cúspide en ambas ramas, el baloncesto tuvo su punto alto, y el béisbol ha sido punta de lanza, entre los deportes de conjunto.
La pasión personal de Fidel era el béisbol y por eso a manera de sátira dijo que Cuba había perdido los Juegos Centroamericanos y del Caribe La Habana 1982 porque el seleccionado dominicano en los primeros cinco días (5-0) había asegurado la medalla de oro.
El deporte cubano ha sido un aliado del quisqueyano y se recuerda el acuerdo firmado en 1993 por Elías Wessin Chávez como secretario de Deportes, que abrió las puertas a cientos de técnicos cubanos.
Nadie puede olvidar la gestión de Jorge Pérez Vento al frente del equipo dominicano de voleibol femenino que hoy está en la élite mundial. Irónicamente, la más dramática victoria obtenida fue en Panam 2003 ante Cuba y se produjo de la mano de otro técnico cubano, Jorge Garbey.
Fidel, quien falleció el pasado viernes a los 90 años, fue un gran protector de la actividad atlética y “coincidencialmente” desde que llegó su hermano Raúl comenzó a descender. ¡La historia lo juzgará!
