Ficciones

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Ficciones

Nuestras vidas están llenas de ficciones. Son cuestiones imaginarias, sin asidero concreto, abstracciones convenientes, como las llamadas ficciones jurídicas aceptadas como auténticas realidades para fines legales, aunque sea materialmente imposible demostrarlas, como por ejemplo una persona moral incorpórea con derechos y deberes como si fuese de carne y hueso.

Distintas clases de conglomerados sociales se organizan echando mano a variadas ficciones legales. Por ejemplo, hay países que son repúblicas, monarquías, regímenes unipartidistas o dictaduras.

Aparte de las leyes, cuya legitimidad dimana de diferentes fórmulas de interpretación de la soberanía o voluntad del pueblo, cada país posee unos atributos particulares que incluyen, junto con sus propias ficciones, sentimientos, emociones, gustos y tradiciones compartidas que definen su carácter.

También el deseo de honrar su pasado, vivir dentro de sus reglas el presente y trabajar con un mínimo de unidad de propósito de cara al futuro. Seis mil años de civilización han ido refinando comunes denominadores mínimos, como los derechos humanos, compartidos universalmente. Rumio estas perogrulladas, miro hacia Haití y pienso: “¡qué bien mentimos!”.



José Báez Guerrero

Abogado, periodista y escritor dominicano.

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