Fiat lux

El presidente Abinader resaltó muchísimas bondades al rendir cuentas del 2024 y proyectar el 2025. Hay excelentes logros, como el crecimiento de 5 % del PIB, duplicando la media hemisférica; US$4,500 millones de inversión extranjera directa y mejores expectativas para 2025; 7.1 % de aumento en exportaciones; baja de deuda pública de 61 % en 2020 a 58 % del PIB; menor desempleo histórico, de 4.8 %, y aumento salarial en sector privado de 20 % (38 % acumulado desde 2018).

El turismo sigue imparable, liderando los éxitos nacionales. Pese a la baja proporción del Presupuesto dedicada a inversiones de capital o infraestructura, completó 131 obras en 2024 por RD$16,000 millones. Ningún presidente ha combatido más el narcotráfico.

El balance de la gestión de Luis es muy positivo. Dirán que referirme a qué no dijo parecerá tirar un jabón al sancocho cuando la fiesta se pone buena.

Pero… Sigue el enorme gasto en educación sin resultados condignos mientras la ADP ríe impunemente. Igualmente los transportistas mafiosos se burlan de la aparente imposibilidad de aplicarles macana legal para ordenar el tránsito.

En cinco años ningún corrupto está condenado. Lo más estruendoso de la maratónica alocución fue su silencio sepulcral sobre las EDE, tras referir parcamente avances en generación, adición de 1,396 megavatios renovables y mejoras en la transmisión.

También su desbordante ilusión con las tierras raras, mientras la mayor mina de oro lleva ocho años paralizada esperando un permiso para estudio medioambiental y agitadores ponen en jaque a Barrick.

Abinader es un excelente, decente y honesto presidente a quien admiro y aprecio. Quizás su legado será difuso por no enfocarse en dos o tres graves y viejos problemas básicos. Estos influyen en todo lo demás y es más fácil solucionarlos que perseguir nuevas quimeras.