Esta es la última columna de este año, ya que los próximos miércoles serán día de Navidad y de Año Nuevo y el periódico no circula esos días.
Esto me lleva a compartir con ustedes desde ya mis deseos de que tanto los lectores de esta columna y de este diario como toda la población que celebra estas fechas, disfruten de unos días llenos de amor, armonía, entendimiento y comprensión.
Este es un tiempo propicio para desarrollar la paciencia, compasión, confraternidad, cooperación y solidaridad con nuestros semejantes. Aprovechemos esa sensibilidad que generalmente se encuentra en estos días a flor de piel, para apoyar a los más necesitados no solo en términos económicos, también en el plano emocional y espiritual.
Acciones como ceder el paso, ayudar a alguien a cruzar una calle, regalar sonrisas donde quiera que vayamos, decir a alguien algo hermoso y auténtico, perdonar a alguien que creemos nos ofendió, estar presentes para alguien que nos necesite, nos fortalecen y fortalecen al otro.
Nuestro comportamiento puede variar de un momento a otro, de acuerdo a las circunstancias que nos rodean, y convertirnos en personas positivas o negativas.
A partir de este momento tratemos y logremos ser entes positivos la mayor parte del tiempo. Entes de encuentros en lugar de desencuentros, asociadores en lugar de disociadores. Practiquemos por siempre.
Feliz Navidad y que este nuevo año sea para todos de mucho crecimiento personal, haciendo así un ser interno mejor, que se traducirá en un entorno familiar mejor, un país mejor y un mundo mejor.