La abdicación del rey Juan Carlos I fue aprobada el martes por el Senado español, el último trámite parlamentario que deja vía libre para la proclamación de Felipe VI como nuevo rey de España, prevista para este miércoles.
El futuro rey, de 46 años, es un hombre identificado con los españoles y ha sido el primer heredero de la Corona en tener una licenciatura, presentar un programa de televisión, intervenir en un acto sindical, asistir a una manifestación o casarse con una profesional de la comunicación.
De él se destaca que es meticuloso en su trabajo, reflexivo y prudente, que sus principales virtudes son la coherencia y la constancia, y añaden que su esposa, Letizia con la que acaba de celebrar diez años de matrimonio, ha contribuido a que sea más abierto y amable.
Felipe VI estará presente en la firma de dicha ley por su padre, así como el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, a quien le corresponderá refrendar la última norma sancionada por el rey Juan Carlos I.
La firma tendrá lugar en el Salón de Columnas del Palacio Real de Madrid y consistirá en una ceremonia “corta y solemne”, según la Casa del Rey, que indicó que al acto asistirán unos 160 invitados, así como la reina Sofía y los príncipes de Asturias, el Gobierno y representantes de las altas instituciones del Estado.
Sin embargo, Juan Carlos I no estará presente en la ceremonia de proclamación de su hijo, con el fin de darle a éste “el máximo protagonismo”, anunció la Casa del Rey.
En la misma estancia donde en 1985 se firmó el tratado de adhesión de España a las Comunidades Europeas, el rey Juan Carlos formalizará su renuncia a continuar al frente de la Jefatura del Estado y pasará el testigo a su hijo, el príncipe Felipe de Borbón.
Automáticamente, la infanta Leonor, hija mayor de los príncipes, pasará a ser Princesa de Asturias y, como tal, heredera de la Corona.
Acudirán también la infanta Elena y las hermanas de Juan Carlos I, Pilar y Margarita, además de familiares de la futura reina Letizia.
El plan de seguridad para la proclamación como nuevo rey de Felipe VI comenzó el martes con la participación de unos 7.000 agentes de la Policía y la Guardia Civil, desde antidisturbios a especialistas en adiestramiento de perros, en la inspección de subsuelo y en desactivación de explosivos.
Como también la activación del nivel tres de alerta en la protección contra el terrorismo, de los cuatro existentes. Según el Ministerio de Interior no existe ninguna amenaza extraordinaria que pueda afectar a la seguridad de los actos de proclamación.