Felipe Rojas Alou, cautivador

Felipe Rojas Alou, cautivador

Felipe Rojas Alou, cautivador

Dimaggio Abreu.

Escuchar a un Felipe Rojas Alou explayado es nutrirse de una gran sabiduría acumulada en 86 años de vida y más de 66 en deportes. Felipe es historia viva que trasciende al béisbol, del que fue estrella como jugador y manager de nuestra pelota invernal y las Grandes Ligas. Es uno de los ciudadanos más preponderantes de la República Dominicana. Que no quepa duda alguna.

Este martes 19 de abril, varios periodistas se encontraron con la grata presencia de Felipe y su hermano Jesús en la sede del Ministerio de Deportes.

“El Panqué” es un imán para cualquier ser humano, máxime para periodistas ávidos de oírle. Allí dejó numerosas pinceladas de su historial y del presente. Su dominicanidad es tan sentida, que nunca aceptó la ciudadanía de Estados Unidos ni Canadá y toda su documentación personal es la del país.

Narró que a los Panamericanos de México 1955 acudió como tirador de jabalina, cuyo récord nacional ostentó por unos 40 años. Fue en la Capital azteca que se produjo su inclusión en el equipo de béisbol.

Entró porque un integrante enamoraba a una chica del baloncesto, lo que estaba prohibido por la jefatura de misión y ese joven fue devuelto al país.

Por 1955, Felipe jugaba pelota en el 12 de Haina, pero no en la Universidad de Santo Domingo, donde estudiaba medicina y practicaba atletismo. En la delegación nadie sabía que jugaba béisbol, pero le comentó a un directivo que le gustaría en el futuro integrar la selección. Cuando al enamorado de la basquetbolista lo sacaron, fueron por Rojas Alou a la pista de atletismo.

Terminó como cuarto bate del conjunto criollo y en la final contra Estados Unidos bateó de 5-4 y RD ganó su primer oro Panamericano. Felipe se declaró un seguidor nato del deporte olímpico. Tras México 1955, integró el conjunto de pelota de la Universidad. Habló de la “carpeta que nos dio” el vegano Domingo de la Mota -padre del actual viceministro Franklin de la Mota-. Lo definió como buen atleta, primero, y luego un gran beisbolista, “con el brazo más poderoso que he visto”. Resaltó las cualidades que desde amateur tuvo Julián Javier.

En una visita a San Francisco de Macorís con la hoy UASD, en el juego de la mañana Julián bateó de 4-4 y él (Felipe) de 5-4; en la tarde, el astro del ‘Jaya’ de 5-4 y Alou de 5-3. De los cambios que MLB introduce al béisbol de hoy, Rojas Alou afirma que “pienso muchas cosas, pero no las quiero hablar”.

Sin embargo, soltó que este deporte no requiere un reloj. “Yo no podría ser manager ahora”, sentenció el hombre que dirigió al Montreal y San Francisco por unos 15 años. Para el “Panqué de Haina”, el béisbol dominicano es una gran columna forjada por los peloteros, desde aquellos que solo jugaron Liga de Verano hasta los Grandes Ligas desde Osvaldo Virgil hasta hoy.

Por la calidad y cantidad, cree que algún día República Dominicana superará a Estados Unidos, “aunque yo no lo vea”. No se cree merecedor de la exaltación al Salón de la Fama de Cooperstown, aun uniendo sus atributos de jugador y dirigente. Pero reclama la inclusión “como familia”, pues lo hecho por la trilogía de hermanos forjada por él con Mateo y Jesús, “saliendo de una misma casa”, no lo va a lograr ninguna familia, aunque tenga 25 hijos”. Así de perspicaz y cautivador es Felipe, ya doblado por la edad y los achaques. ¡Para tomar y dejar! Hasta la próxima.