Felicidades a la congregación salesiana

Felicidades a la congregación salesiana

Felicidades a la congregación salesiana

Altagracia Suriel

La vida religiosa es una de las expresiones más ejemplares de fidelidad a Dios. Dejar familia, planes de profesionales y renunciar a todo por seguir un llamado es un testimonio de que se puede asumir una misión con alegría y plenitud de vida.

La fidelidad de los religiosos se expresa en el ejercicio de los votos de pobreza, castidad y oración vivida en la cotidianidad.

Celebrar la fidelidad a Dios a través de una vocación es una inspiración para todos. La Congregación Salesiana, tanto los salesianos como las Hijas de María Auxiliadora, celebran cada verano los años de vida religiosa de los sacerdotes y monjas que optaron por la entrega a Cristo a través del servicio a los niños y jóvenes pobres y abandonados, siguiendo el carisma educativo de Don Bosco, desde la convicción “dame las almas y llévate lo demás”.

En agosto festejan sus 25, 30, 50, 60 o hasta 70 años de vida religiosa quienes han dedicado su vida a Dios a través de la educación a los niños y jóvenes más pobres.

Celebrar décadas del ejercicio de una vocación de servicio y entrega total a una misión, demostrando fidelidad a Dios, es un gran logro al nivel espiritual y personal por los sacrificios y renuncias que implica la vida religiosa.

Seguir a Jesús, poniendo la mano en el arado sin mirar atrás como lo hace un sacerdote o la religiosa es el triunfo de la oración, la perseverancia, el compromiso y el vencer obstáculos y piedras que se encuentran en el camino por la gracia de Dios.

En el lema sacerdotal de un cura cercano extraído de San Juan 15, 14-16 se refleja la fidelidad a la misión encomendada: “A ustedes ya no los llamo siervos, sino amigos.

Si son mis amigos, harán lo que yo les mando. No me eligieron ustedes, fui yo quien los elegí y les he destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca”, en la misa de su aniversario concluyó: “Gracias Jesús por elegirme, contra todas las expectativas humanas; fue simple ocurrencia y deseo tuyo.

Permite que no te defraude, tú sabes que soy débil y lleno de defectos, pero confiando en ti, continuaré caminando, tratando de ser tus manos para sostener, sanar y abrazar al desconsolado, tus pies para caminar al lado del que ha perdido la ruta, tu rostro para irradiar la alegría que lleve la esperanza. ¡Gracias por elegirme, gracias por los que me ayudan en estos momentos a darte GRACIAS!



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