Cecilia Rivera
Durante el 2020, las personas de todo el mundo hemos revalorado la importancia del contacto físico: desde recibir una caricia, un abrazo y un beso hasta disfrutar de una comida codo a codo.
También hemos entendido que el contacto con los otros es tan primordial como poder comer, dormir y respirar.
Tras el anuncio de la aprobación de la vacuna contra la COVID-19 ahora contamos los días que nos faltan para llenarnos de abrazos y besos, y para sobrellevar la espera mientras nos aplican la vacuna tenemos que seguir siendo resilientes.
Proveniente del inglés, resilience, y este del latín, significa capacidad de adaptación o capacidad de un sistema para recuperar su estado inicial luego que ha cesado la perturbación a la que había estado sometido.
Desde el punto de vista analítico no existen registros históricos desde la Segunda Guerra Mundial de un hecho sincrónico de la magnitud, profundidad e impacto del coronavirus.
La COVID-19 ha puesto a prueba no solamente el sistema inmunológico de las personas, sino que ha impulsado a demostrar resiliencia en varios ámbitos de la vida, tanto en lo económico como en lo profesional y emocional.
Todos hemos tenido que escribir nuestra propia historia de resiliencia, en medio de tanto dolor y complicaciones por las que han atravesado hasta hoy más de 73.6 millones de personas en todo el mundo que han sido diagnosticadas de coronavirus, de esas más de 1.6 millones han perdido la vida.
El concepto de resiliencia ha tomado más cuerpo en la era COVID-19 y son cada vez más las personas que intentan aprender la manera de cómo sobrellevar lo que nos ha tocado vivir.
De acuerdo a diversos especialistas, es cierto que nos encontramos en una incertidumbre continua, donde no sabemos el futuro. Recomiendan que debemos de adaptarnos a la situación actual de la mejor manera y aceptarla. También que establezcamos planes para lo que pueda pasar y poder estar preparados para afrontarlo.
El Instituto Español de Resiliencia (https://resiliencia-ier.es/) señala que una de las cosas que podemos hacer para ayudar a los demás es aportar confianza porque así gestionamos y generamos seguridad en sí mismos y resiliencia.
También explica que no debemos huir del problema y hacer como si no pasase nada. Hay COVID-19, pero no va conmigo o no querer ver la realidad del mundo en el que estamos viviendo ahora es negar y no debe hacerse.
Sin duda la emergencia sanitaria por la que atraviesa la sociedad a nivel mundial ha generado un ambiente de incertidumbre, ansiedad e inseguridad respecto al futuro.
Sin embargo, podemos enfocarnos en el aprendizaje de la resiliencia para superar la pandemia.
Este fin de año más que nunca debemos dar un giro a nuestros propósitos tradicionales, empezando por considerar seguir manteniendo la sana distancia para cuidarnos y cuidar a los otros.
