Fe, trabajo y la disciplina determinan el éxito

Fe, trabajo y la disciplina determinan el éxito

Fe, trabajo y la disciplina  determinan el éxito

Santo Domingo.-La ausencia de su madre durante la niñez impulsó a Luis Marino López, propietario de Adrian Tropical, a buscar el éxito desde muy temprana edad, así inició en los negocios vendiendo aguacates, dulces y otros productos con los que se ganaba centavos.
El reconocido empresario cuenta que creció con una carencia afectiva por la ausencia de su progenitora, a quien conoció después de adulto. Ese sentimiento con el paso de los años se convirtió en una búsqueda incansable de superación.

“Yo tenía que probar que yo merecía estar ahí y ganarme un espacio”, se decía asimismo el emprendedor de origen francomarisano.

Los años de su niñez

Luis Marino López narró que vivió desde los tres años de edad con su abuela paterna en San Francisco de Macorís, pero a los siete se mudó con su padre, su madrastra y otros nueve hermanos en Santo Domingo.

Por ser de una familia humilde se inició en actividades productivas para ganarse la vida.

“Yo salía a buscármela y lo que encontraba que fuera decente lo hacía”, citó.

Por eso fue limpiabotas, vendía dulces, aguacates, helados, zapatos y periódicos y cuando “la cosa estaba mala” lavaba y planchaba ropas de pacas para luego venderlas.

Su adolescencia fue aún más dura. A los once años de edad Luis Marino tenía dos trabajos y asistía a la escuela. “De 5:00 a 6:15 de la mañana yo repartía 100 periódicos diarios, de los cuáles me ganaba tres centavos por cada uno.

Luego iba a la escuela de 7:00 de la mañana a 1:00 de la tarde.

A esa hora me entraba a un colmado donde laboraba de 1:00 de la tarde a las 10:00 de la noche”, detalló. En ese trajín se pasó cinco años y luego entró a una librería y más tarde a Euromotor.

Luis, el emprendedor

Narra que nunca se sintió satisfecho con un trabajo. Hacer varias cosas a la vez se convirtió en un vicio, por eso en los años 80 pasó a trabajar en Read & Pellerano, mientras estudiaba Contabilidad en la universidad y llevaba “igualas”.

Su faena era de 8:00 a. m. a 10:00 de la noche entre trabajo y estudio, y concluía retomando los servicios extras pendientes.

“En ese empleo duré casi diez años de muchos éxitos, tantos que me gané un viaje a Japón justo en el año que me iba a graduar (1987)”, recordó.

De ese viaje trajo muchas ideas, una de las cuales fue casarse. Pero como su sueldo era fundamental para el sustento de su familia entendió que si quería formar un hogar debía realizar una actividad económica complementaria que le generara más dinero.

Ahí le nació la idea de vender sandwiches en un carrito de noche. Fue así como el hombre que inició en el “cheleo” se convirtió en el dueño de cuatro restaurantes de Adrian Tropical y otros 5 negocios.

López: “He tomado riesgos calculados”

La fe, la disciplina y el trabajo son las tres características que le han dado el éxito a Luis Marino López, propietario de la franquicia de restaurantes Adrian Tropical.

Según su convicción, sin esas cualidades habría sido imposible escalar tantos peldaños en el mundo empresarial y superar las adversidades, los problemas y las desilusiones y frustración que ha enfrentado en sus más de 27 años de emprendimiento.

Con mucha humildad y sin afán de protagonismo, el polifacético empresario señala que su vida ha sido sinónimo de mucho trabajo arriesgado y disciplinado. “Pero el riesgo que he tomado ha sido calculado y controlado”, manifestó con plena satisfacción y entusiasmo.



Senabri Silvestre

Editora de Nacionales del Periódico El DÍA, amante de Dios y de mi familia.