Muchísimos dominicanos manifiestan estar hartos de corrupción, impunidad, falta de seguridad, la invasión incontrolada de haitianos, altísimas tasas impositivas que padecemos los cumplidores de las obligaciones fiscales, el endeudamiento gubernamental, las deficiencias de los servicios públicos e interminables otros agravios.
Oigo a esos ciudadanos y pienso en los memes y chistes por Internet sobre cómo la nación descrita por Danilo Medina en su discurso del Congreso dizque es otra.
Pero si nuestro país no es el que dice el Presidente, ¿es el que dibujan los inconformes? Entre ambas realidades quizás sea mejor quedarse con ninguna o sumar ambas y promediar, o como dicen los cibaeños “partir por la mitad”.
Los descontentos lucen incapaces de ver nada bueno y el gobierno aparenta restar importancia a algunas quejas bien fundamentadas. Como en diálogo de sordos o de orates, así jamás habrá conformidad.
Quizás el único consenso necesario es para imponer el imperio de la ley. Con debido proceso y cero impunidad, lo bueno mejora y lo malo termina. ¡Pero debemos quererlo la mayoría!