El 3 de octubre de 1986, es decir, hace 31 años, el P. José Luis Alemán, ejemplar jesuita y brillante economista, publicó un articulo titulado: ¿Administrar o gobernar? Apoyándose en Aristóteles distinguía las dos principales funciones del Estado en asuntos económicos, una generar riqueza (gobernar) y la otra distribuirla (administrar).
Señalaba Alemán que: “Me temo que en el país, ahora y antes, hemos incurrido muchas veces en una lamentable confusión sobre estas dos partes del manejo de la cosa pública: el adquirir el capital social indispensable, y el usarlo de modo adecuado”.
El resultado es que se le presta más atención a la distribución que a la generación de recursos. Por eso la nómina supernumeraria en todas las instancias del Estado y desperdicios de recursos como los cambios de logos institucionales o los poloshirt de colores para los estudiantes.
La administración demanda, según Alemán, dos rasgos: “…que el gobierno administre austeramente y que no permita la corrupción”.
Y eso, en 1986, como en 2017, no sucede. Pero lo peor es que no se invierte en generar riquezas al nivel necesario, que es propiamente, en la numenclatura de Alemán, el acto de gobernar.
Para el destacado economista jesuita en República Dominicana se necesita “…aumentar la cantidad y sobre todo la calidad de los servicios de salud, de formación profesional y técnica, y hasta de l capacidad de investigación”, si queremos un buen gobierno.
El presupuesto en curso para el año entrante no apunta en esa dirección. Vamos mal, muy mal, antes y ahora.