Santo Domingo.-La carretera que conduce desde Nagua hasta Samaná se ha convertido en una de las más neurálgicas por la ocurrencia de accidentes, ya que a la imprudencia de los conductores se le suma la falta de seguridad de la vía.
Los mayores inconvenientes se encuentran en la denominada carretera vieja.
Se trata de un trayecto de aproximadamente 80 kilómetros que tiene varios tramos sin línea divisoria para identificar los dos carriles, porque es de doble vía.
A esto se suma que en varios espacios no tiene tachas reflectivas (ojos de gatos) en sus límites, ni ningún tipo de iluminación para facilitar el desplazamiento y seguridad de los conductores.
“Las autoridades deben preocuparse por mantener las vías señalizadas”, se quejó ayer Francisco Frías, un comunitario de Nagua.
“Por lo menos la línea central de color blanco es fundamental”, consideró.
El referido trayecto es transitado a diario por miles de conductores que se desplazan por esta importante vía turística.
Desde vehículos de dos ruedas hasta camiones pesados con 16 neumáticos se observan cada día en ambas direcciones.
“Los puntos neurálgicos son desde el cruce de Rincón hasta Samaná”, indicó Frías como forma de llamar la atención.
Ante estas deficiencias, asociaciones de transporte de la zona piden la intervención del Gobierno para disminuir la ocurrencia de accidentes que frecuentemente terminan con la vida de decenas de personas. A parte de las muertes estos hechos violentos también están dejando cientos de discapacitados.
Originalmente la carretera Nagua-Samaná fue construida por el gobierno de Joaquín Balaguer, pero ahora su administración la tiene la compañía Bulevar Turístico del Atlántico (BTA), indicó Sommer García Cuevas, miembro del Sindicato de Minibuses de Nagua.
Reductores y vigilancia permanente
El Sindicato de Minibuses de Nagua propuso ayer la colocación de reductores de velocidad en los tramos de esta carretera que se encuentran en las comunidades por las que penetra.
“Estamos hablando que esta carretera se extiende por diversos poblados y ahí no hay reductores para que los choferes disminuyan la marcha”, indicó Sommer García, miembro de la entidad.
Además, dijo que se necesita vigilancia permanente de agentes de la Autoridad Metropolitana de Transporte con medidores de velocidad para que los conductores respeten los límites.