Ante el revolú sobre cómo dar clases durante la pandemia, luce una pendejaíta mi vieja preocupación acerca de libros escolares que desdibujan a personajes de nuestra historia. Hay textos horrorosos que desdicen la fama de próceres y en cambio aseguran que Trujillo, Boyer y el esclavo insurrecto Lemba son figuras casi modélicas, cuyas virtudes opacan cualquier pecadillo.
Auténticos héroes como Sánchez, Nouel ó Bosch son ninguneados, también sus aportes patrióticos.
La lectura de semejante bazofia no ayuda a la formación de ciudadanos conscientes como los que necesita nuestra nación para sobrevivir.
Niños con ideas confusas sobre cuáles personajes son modélicos, crecen convertidos en ciudadanos con valores inciertos. Manoseando esos libritos, otra minucia llamó mi atención: por ninguna parte dicen en cuál año fueron editados, como si ello no fuera necesario en el pie de imprenta.
Quizás ese disimulo sirve para hacer creer que se trata de una obra actualizada cada vez que inicia el año escolar. ¿Cómo podemos mejorar si hay tantísima impune deshonestidad -intelectual y comercial- en asuntos tan sencillos?