Falencias en defensa médica

Falencias en defensa médica

Falencias en defensa médica

 

Los médicos, las entidades, empresas, centros de salud y otros relacionados al ejercicio de la medicina, carecen de conocimientos y estrategias para defenderse cuando son atacados en la prensa. Por aún, desechan actuar con las técnicas cuando se presentan esos ataques.

Ocasionalmente vemos en la prensa cómo circulan informaciones negativas de médicos e instituciones de salud que reciben por respuesta el silencio. Semanas pasadas el comunicado de una sociedad médica contra la prescripción de un anestésico desembocó en retiro del fármaco y cierre de las instalaciones del fabricante. ¿Cómo reaccionó el laboratorio farmacéutico atacado? Tímida respuesta: un comunicado y declaraciones de su presidente, acciones sin conexión estratégica y plan sostenido para curar la herida generada a la reputación. Hasta el miedo afloró ante el embate.

Los médicos tienen posiciones similares cuando son atacados en las redes sociales o en prensa nacional por alguien que se siente afectado por su práctica clínica o quirúrgica, pues responden con silencio o declaraciones sin conexión con un plan estratégico.

Los manejos de crisis son todo un tema en el mundo de la comunicación. Algunos periodistas dominicanos y empresas de relaciones públicas se dedican a llevar estrategias de reacción ante el ataque a la reputación de marca. Llámelos.

Algunas de las acciones sugeridas en el decálogo de manejo de crisis de comunicación son responder en las próximas horas con sus argumentos, dar la cara. El silencio es pecaminoso.

Sugiero a médicos, sociedades médicas, clínicas, laboratorios farmacéuticos y empresas insertadas en el negocio de la salud que, cuando las informaciones de salud rocen su reputación, busquen un especialista para que les ayude a minimizar el impacto de las mismas en la reputación. Ese profesional puede ser periodista, relacionista público o experto en comunicación. Que no dejen al azar el destino de su reputación.

La inversión de tiempo y el pago de buenos profesionales y empresas de manejo de crisis será ínfima en comparación con la debacle que podría venir y sepultar el trabajo y la reputación que ha tomado años en construir.