Ana Blanco
Esto va para todas aquellas personas que quieren sumar, no restar. Las puertas están abiertas de par en par. Si eres de quienes ven oportunidades, donde otros manifiestan problemas. Ven. Si aquello de trabajar en equipo para ti es una prioridad y el éxito de todos, es el tuyo. Te espero.
Si ves a alguien a quien puedes ayudar y tomas la decisión de hacerlo, vamos avanzando. Si tienes la capacidad de elegir tus batallas, defender tus posturas con argumentos y trabajo y, ante todo, no tener que apagar a otros para brillar. Eres de los míos.
Y puede que quien lea esto esté pensando qué bien queda decirlo, pero qué difícil hacerlo. Esos, mejor que no sigan leyendo, porque estas palabras hoy quiero dirigirlas a quienes no solo hablan de cara a la galería, todo lo contrario, quienes no tienen que proclamar lo que son porque lo demuestran con hechos, que no necesitan ser reconocidos para actuar, sino que la verdadera satisfacción llega por las cosas bien hechas.
Así me lo enseñaron en mi casa. Y así lo practico y sumo a mi vida a quienes tienen estos principios. Y releyendo todo suena hasta un poco radical, pero creo que la experiencia me lo permite, porque mi puerta siempre está abierta, veo a todos como buenas personas, siempre.
Ahora, pronto distingo quienes llegan para sumar y quienes me van a robar mi paz. Y simplemente decido no permitirles que lo hagan, porque no pretendo que cambien, lo que sí puedo controlar en que no me afecten y sigan su camino.
He tardado muchos años y muchos errores para llegar a este punto. Pero qué tranquilidad haberlo logrado y sobre todo llevarlo a la práctica. Recuerden: cuesta el mismo esfuerzo hacer las cosas mal que hacerlas bien. Elijan.
