Esta disfunción sexual en la que el hombre eyacula más rápido de lo deseado por él o por su pareja, se presenta en ocasiones, como consecuencia o acompañando otras disfunciones sexuales como la disfunción eréctil (el hombre no es capaz de mantener una erección lo suficiente para complacer a la pareja) ya que la ansiedad por lograr o mantener la erección puede llevarlo a eyacular rápidamente.
Existen causas biológicas que pueden producir eyaculación precoz como: niveles anormales de hormonas masculinas y otras sustancias, infección o inflamación en la próstata, enfermedades orgánicas agudas o crónicas.
Entre las causas psicológicas: experiencias sexuales tempranas, abuso o violación, acostumbramiento a relaciones íntimas apresuradas en el caso de adolescentes o infidelidades, distrés (estrés no manejable), ansiedad provocada por un evento anterior de eyaculación rápida que podría generar temor al desempeño en el siguiente encuentro sexual, autoestima disminuida timidez excesiva, sentimientos de culpa en adolescente religiosos o temerosos de sus cuidadores (principalmente de que los encuentren en actividades masturbatorias o en pareja), ansiedad generalizada, problemas de pareja.
La eyaculación precoz debe resolverse porque trae inconvenientes no solo al individuo, también a la relación de pareja. Además de provocar estrés y ansiedad a cualquier edad, en jóvenes sin hijos todavía provoca problemas de fecundidad principalmente en el caso de eyacular antes de la penetración.
Es esencial la comunicación con la pareja y luego con su médico de cabecera para ser derivado al especialista, ya que existen técnicas, ejercicios, psicoterapia y medicamentos que resuelven esta incomoda situación.