Una estupidez enorme, es decir, o peor aún creer, que los corruptos probados, sospechosos, procesados o potenciales (por nunca haber administrado nada propio o ajeno), están todos cobijados bajo un solo partido político.
Desde antes de 1844 abundan en todas las facciones, regiones, gremios, oficios y, lamentablemente, familias. Difícilmente se encuentre alguna reunión de un puñado de ciudadanos donde uno o más no esté dañado.
El arresto de los malandros de la Lotería, del diputado y alegados secuaces por la DEA en Miami, el escándalo de los regidores de Higüey, por citar sólo algunos recientes, son casos ajenos al PLD.
Que se procesen inculpados de todos los colores políticos, menos del verde FUPU y no por santicos, anima la fatigada esperanza del cambio en la Justicia prometido por el presidente Abinader.
Pero no cantemos victoria aún, que una cosa es abrir expedientes, y montar circos mediáticos, pero otra lograr condenaciones ejemplares.
Hay tantos compadrazgos y “conchupancias” entre dominicanos que a veces parece que para hacernos justicia requerimos jueces y fiscales extra-galácticos.