David Alvarez
Para todos los dominicanos la Navidad tiene señales que anuncian su cercanía. Música especial por la radio, la disponibilidad de más dinero gracias al doblesueldo, una mejora sensible de la temperatura, y lamentablemente más consumo de alcohol. En Santo Domingo específicamente se destacan los embotellamientos del tránsito, que ahora con el invento del Black Friday, se han agudizado más temprano. Pero nada de eso tiene que ver con la Navidad.
La expectativa de la Navidad, lo que llamamos Adviento, es un tiempo de preparación para celebrar un hecho que cambió radicalmente la historia de la humanidad, al menos para nosotros los cristianos, y es el nacimiento de Dios. Hecho desconcertante que Dios mismo se manifieste como niño, pobre y débil.
En manos nuestras, a nuestro cuidado, como únicamente se puede expresar el amor verdadero.
El Adviento no es tener un árbol de navidad o comer mucho, y mucho menos beber alcohol como si el mundo se acabara mañana, todo eso es propaganda comercial para enriquecer a unos cuantos. Adviento es preparación de nuestras vidas para celebrar la llegada de la salvación a nuestras existencias, es sumir nuestro corazón en el misterio del niño Dios, que acampa entre nosotros, que se hace igual que nosotros, menos en el pecado.
Con menos derroche en comida, bebidas y regalos, pero con más dedicación a amar a los demás es Navidad. Dediquemos todo diciembre a prepararnos, ya está anunciado: ¡Nos visitará el sol que nace de lo alto!
