Expansión de EE. UU. en la región aceleró ocupación

Expansión de EE. UU. en la región aceleró ocupación

Expansión de EE. UU.  en la región aceleró ocupación

Santo Domingo.-“La agresiva intromisión de Estados Unidos en los asuntos dominicanos en 1916 no fue un incidente aislado en la historia de su diplomacia caribeña”, afirma el escritor Bruce Calder en su obra “El impacto de la intervención”, en la que analiza el referido acontecimiento.

Y es que no obstante el gobierno estadounidense no tener un interés muy marcado en el Caribe durante la segunda mitad del siglo XIX, es decir los años de 1850 en adelante, a finales de ese periodo todo cambió.

Los norteamericanos dieron paso a una injerencia de forma sistemática en varios países de la región.

Todas ellas caracterizadas por la intromisión armada de contingentes de marines con el objetivo de implementar políticas que guardaran sus intereses.

Anterior a la intervención de 1916 en el país, los militares norteamericanos habían ocupado a Panamá, en 1903, Nicaragua en 1909, México en 1914, Haití en 1915, Cuba y Puerto Rico en 1898, convirtiendo a esta última en colonia.
Calder, de origen norteamericano, explica que el apogeo de las intervenciones militares directas de Estados Unidos en el Caribe duró de 1898 hasta mediados de 1930.

Contexto internacional

Mientras Washington se encontraba de lleno en la República Dominicana, en el continente europeo se libraba la Primera Guerra Mundial, uno de los conflictos más sangrientos de toda la historia, que había iniciado en julio de 1914.

Aunque inicialmente Estados Unidos no formó parte directa de la confrontación, en 1917 terminó uniéndose al bloque de los vencedores contra Alemania.

“La causa más importante de la ocupación de Estados Unidos a la República Dominicana, además de su creciente involucramiento en los asuntos dominicanos, era estratégica: el deseo de los Estados Unidos de proteger las vías de acceso a su costa sureña y el Canal de Panamá contra potencias inamistosas, especialmente de Alemania”, sostiene Calder.

Para este escritor, las autoridades del norte buscaban crear una “estabilidad” bajo su control en toda la región y así evitar sobresaltos por parte de opositores europeos.

Expansión económica

Producto de la Primera Guerra Mundial los precios del azúcar se dispararon, lo que representaba la obtención de grandes beneficios para quienes podían producir este producto.

Aunque anterior a este hecho ya los Estados Unidos habían incursionado en la economía local, fue durante la intervención que se produjo la mayor penetración de capital norteamericano, que poco a poco fue adueñándose de los sectores productivos dominicanos, principalmente de la industria azucarera.

Así lo explica el escrito escritor Roberto Cassá, quien sostiene que la intervención también fue producto del expansionismo económico de los Estados Unidos. Los norteamericanos adquirieron varios ingenios en diversas regiones del país, especialmente en la zona este.

“Durante la intervención la producción azucarera se multiplicó más o menos por tres veces muy rápido y ese capital evidentemente era norteamericano”, argumentó Cassá.

Disolución del ejército

Aparte del control económico, los interventores disolvieron la Guardia Republicana, principal cuerpo armado que tenía el país, con lo que pasaron a dominar la milicia.

En ese entonces fue dispuesta la creación de la Guardia Nacional Dominicana, que se caracterizó por ser un auxiliar de los infantes de marina. Para los fines de conformación del nuevo cuerpo armado, en abril de 1917 el Gobierno Militar emitió la Orden Ejecutiva número 47, que le asignaba US$500,000, indica Calder en su obra.

“Ese era un cuerpo cuyos oficiales al inicio eran todos norteamericanos. Estaba compuesto por soldados dominicanos, pero bajo mando de estadounidenses”, señaló Cassá.

Refiere que posteriormente dicha entidad se convirtió en el principal legado institucional de la ocupación. Tras tener el control militar y del aparato productivo nacional casi en su totalidad, los estadounidenses siguieron implantando su ley en el país.

El Gobierno Militar fijó impuestos a la tierra que según algunos registros deberían ser pagados anualmente y las tasas variaban de un 0.5% del valor de las tierras que no sobrepasaran las 2,000 tareas hasta un 2% de las que excedían las 10,000.

Con estas medidas los ejecutivos militares seguirían aumentando la captación de recursos, tal y como lo hacían con los impuestos aduanales.

Para este entonces las tierras eran el principal medio económico en la República Dominicana, ya que se vivía de siembra de diversos productos del agro y la caña de azúcar. Es por esto que con la referida carga impositiva, los norteamericanos podían sostener y hacer viable la intervención en el país y otros de la región.