Éxito y fracaso

Éxito y fracaso

Éxito y fracaso

En los Estados Unidos algunos psicólogos sugirieron hace varias décadas que uno de los instintos básicos de la humanidad, el ánimo competitivo, perjudicaba a los perdedores, cuya autoestima debía protegerse.

Así comenzaron a verse competiciones deportivas escolares con medallas o premios para quienes quedaran en sexto o séptimo lugar cuando sólo jugaban seis o siete.

Recordé esto al leer sobre cuán exitosa decía ayer ser una “peleona” cuyo quinquenio de negocios concluyó, dejando lo que regenteaba en penúltimo lugar entre diez, según Nielsen-IBOPE. ¡Tremenda hazaña! Pasa parecidamente con gente cuya vibra es rara, pues cada cosa que tocan termina peor que como estaba cuando se la entregaron.

Conozco el caso de uno que lleva cinco negocios similares cerrados; el que dirige ahora bambolea al borde del precipicio financiero, ¡pero algunos lo consideran el non-plus-ultra de su oficio!

El verdadero éxito, que da felicidad a quienes participan del negocio y concita admiración, quizás no requiere medallas ni falsos relumbrones. Pero qué entretenido es ver a los “exitosos” impúdicamente bocineándose a sí mismos…



José Báez Guerrero

Abogado, periodista y escritor dominicano.

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