Es un abuso de los equipos del béisbol profesional dominicano mantener la cláusula que los hace “propietarios” de por vida de un pelotero, una medida draconiana que vulnera los principios fundamentales del trabajador.
Desde que surgió la Liga de Béisbol Profesional, los peloteros no han podido salir de las filas del conjunto original y trabajar para otro.
El presidente de la Federación de Peloteros, Erick Almonte, debe iniciar desde ya un programa de lucha de concientización para que sus miembros activos reclamen el derecho de poder ser agentes libres, tras equis años en servicio.
No hay que ser un experto en derecho laboral para concluir que la retención de por vida de un trabajador, por parte de una empresa, es una violación flagrante que debe ser llevada a los tribunales para que determinen su ilegitimidad.
No es posible que a estas alturas los equipos de béisbol sean dueños por siempre de quienes son los principales protagonistas de un negocio que les reporta todos los años millones en ganancias netas.
Los peloteros, sin llegar a los extremos, porque muchas veces los reclamos se realizan por encima de las reales posibilidades, deben ser suficientemente astutos para echar a la deriva una medida sencillamente esclavista.
Y deben aplicar la parte de la Declaración de los Derechos Humanos que en 1948 determinó que: “Es esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión”.
Eso es precisamente lo que vienen ejecutando los equipos: tiranía y opresión, violando principios elementales que en estos tiempos representan una afrenta a la dignidad.