Exceso confianza, es peligroso

Exceso confianza, es peligroso

Exceso confianza, es peligroso

Hugo López Morrobel

El exceso de confianza ha sido un elemento que ha dejado cicatrices imborrables y desgarradoras entre actores que se consideran imbatibles en una contienda cualquiera.

Esas emociones y sentimientos de creerse invencible, si bien es cierto que proporciona cierta seguridad tras la conquista de un objetivo, también puede originar la falsa idea de creerse inexpugnable e intocable.

El exceso de confianza se genera en la mayoría de los casos, por la facilidad con la que se obtienen triunfos, lo que propicia que muchos crean que no hay quien pueda vencerlos bajo ninguna circunstancia.

Los atletas y los políticos son los que más confían en su invulnerabilidad, pero ha sido precisamente en esos dos estamentos en los que se han producido las mayores catástrofes en la historia de la humanidad.

Uno de los mayores descalabros en la historia del deporte ocurrió ayer en los Juegos Olímpicos de de París, cuando dos “monstruos invencibles” en el tenis, los españoles Rafael Nadal y Carlos Alcaraz, cayeron descalificados en dobles ante los estadounidenses Austin Krajicek y Rajeev Ram con pizarra (6-2 y 6-4).

Nadie imaginaba, y mucho menos Nadal y Alcaraz, que estos dos “muchachos” con un historial poco conocido, podrían vencerlos.

Ese acontecimiento histórico negativo para el tenis español, tiene que haber estado influenciado por el exceso de confianza en sus capacidades, porque es casi seguro que no se prepararon a la altura de las circunstancias, en la creencia de que sus rivales serían una presa fácil.

Este debe ser un ejemplo a tomar por Marileidy Paulino, a quien todos creen segura ganadora del oro en los 400 metros planos. Ojalá, no se crea que es infalible, porque en la pista “de cualquier yagua vieja, sale tremendo alacrán”.



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