El desempeño económico de nuestro país es evaluado periódicamente por diversas instituciones de carácter internacional y nacional. Esto es así básicamente por nuestra condición de nación que emite títulos de deuda pública. Las evaluaciones sirven sobre todo para estimar el desempeño futuro y las capacidades de honrar los compromisos representados por las obligaciones emitidas a futuro.
A los efectos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) recién divulgó los resultados de su última evaluación, en la cual expresa que los fundamentos macroeconómicos dominicanos se mantienen fuertes. Ello debido a su apreciación de los resultados de la cuenta corriente nacional, los niveles de reservas internacionales y las fortalezas de nuestro sistema financiero, entre otros factores.
Así también, otras entidades como las empresas de evaluación crediticia, bancos de inversión, organismos del sector turístico internacional como la Organización Mundial del Turismo, y hasta de la salud como la Organización Mundial de la Salud, se han unido a las buenas evaluaciones del país.
Viendo el desempeño económico de la región de América Central y el Caribe, no somos el país con la inflación más baja. Tampoco somos el del menor índice entre nuestras deudas y su producto interno bruto (PIB). E inclusive podríamos hacer una amplia comparación como la presentada en la web del FMI y veríamos cómo nos somos relativamente mejores que otras naciones en varios otros índices de carácter económico.
Entonces, ¿porque el país recibe todos estos elogios y buenas calificaciones? En primer lugar, nuestra relativa estabilidad social, ya que los últimos giros políticos en muchas naciones del área preocupan al entorno financiero internacional. En segundo lugar, el vigor de nuestra democracia que a pesar de los escándalos que sacuden a políticos y sus partidos, la sociedad aún les guarda un grado de confianza mínimo.
Pero no vayamos a dormirnos sobre nuestros laureles. En temas de aplicación de justicia, corrupción pública, narcotráfico y cumplimento de las leyes aún hay mucho por hacer. Igual importancia tiene la reducción de las desigualdades sociales y la creación de oportunidades que conduzcan a una mejor patria.