Eutanasia para ADP
El rotundo e inequívoco fracaso nacional (no solo del Gobierno), según vergonzosamente demostró la evaluación PISA, requiere la renuncia o cancelación del ministro de Educación.
No solo porque en cualquier democracia honrada eso haría el responsable del escándalo, sino porque hace meses viene gastando una fortuna en publicidad y autobombo absolutamente injustificable. Pero esa necesaria consecuencia política y disciplinaria no basta.
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¿No estamos todos más que hartos de la infame Asociación Dominicana de Profesores (ADP)? Su mayor mérito es crear tutumpotes como el abucheado presidente de los diputados. Igual a como Balaguer siquitrilló a Sitracode, sindicato de la CDE, debemos resolver con la ADP.
Tanto progreso, crecimiento y pujanza que enorgullece el PLD, habría sido imposible sin reformar al sector eléctrico y las masivas inversiones que posibilitaron disponer de la energía imprescindible, pese a todos los peros.
Eliminar al atrabanco Sitracode energizó la economía. Será muchísimo mejor para la instrucción pública, cuando la ADP suelte su retrógrado y asfixiante agarre del inefectivo pero riquísimo Ministerio de Educación. ¿Hacen falta más motivos?
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