Realizar proyecciones con atletas muy jóvenes es un riesgo, porque han sido miles los que comienzan realizando una labor extraordinaria y excepcional en cualquier disciplina que, luego en un abrir y cerrar de ojos, se desinflan como globos aerostáticos.
Sin embargo, ante casos de ese tipo, por necesidad hay que trazar las posibles metas que un atleta cualquiera estarían en condiciones de materializar en el corto, mediano y largo plazo.
Han sido miles los jugadores de diferentes deportes que tienen un comienzo espectacular, pero que en un breve lapso caen como “mangos maduros”, porque no pueden sostener el ritmo inicial de trabajo.
Uno de esos fenómenos lo estamos observando en los últimos meses en Grandes Ligas.
Me refiero al joven lanzador dominicano de los Marlins de la Florida, Eury Pérez, quien con apenas 20 años, ha ejecutado una labor de primer nivel.
De acuerdo a los libros de récords, Eury, con cinco triunfos en la MLB, es el pícher más joven desde 1901 con tres aperturas de seis o más entradas en blanco.
Entonces, ante esas soberbias actuaciones se puede proyectar a Pérez como un lanzador con un futuro de superestrella, pero reitero, “no es como se comienza, es como se termina”, para ppoderse dar el veredicto definitivo.