David Alvarez
Uno de mis mejores cursos este semestre en la PUCMM es sobre ética con estudiantes de Comunicación Social y Psicología. Hemos visto todo lo relativo a la ética en la comunicación, común a las dos carreras y comenzamos a conocer casos sobre dilemas éticos para aprender a analizar situaciones donde se requieren criterios éticos para abordarlos.
Hay dos presupuestos fundamentales para todo comunicador. El primero es que él mismo no debe convertirse en noticia, salvo por supuesto que escape a su control, como un accidente, un asalto y el peor de todos, que sea asesinado. Por desgracia muchos periodistas mueren en diversas partes del mundo debido a su ejercicio profesional.
El segundo es desplazar su ego a la hora de hacer su labor. Todo periodista encarna al investigar o cuestionar a alguien a toda la sociedad que merece saber la verdad, estar informada, sobre las cuestiones que son del ámbito social.
No importa la reacción de a quien se pregunte, incluso si cuestiona al periodista, el buen profesional de la comunicación social debe ser indiferente a situaciones de ese tipo porque su labor no es asunto personal, si no representación de la sociedad.
Un buen periodista no debe ser dócil al poder, por el contrario, ha de ser incisivo frente a quienes desde el poder abusan de sus recursos contra el bien social. La justicia ha de prevalecer sobre lo legal. Las preguntas incómodas deben ser formuladas, los tópicos ocultos develados, la verdad siempre ha de ser su objetivo.
