Una cita muy socorrida es aquella de que: “cuando señalas a alguien hay tres dedos que te señalan a ti”.
Esa cita me vino a la mente cuando escuché a una funcionaria del gobierno calificar de estúpido a un destacado dirigente de la oposición, cuya trayectoria está libre de todo cuestionamiento, característica esta que no puede enarbolar quien insultó.
Y es que en época de campaña los ánimos se exaltan, es cierto, pero hay expresiones que simplemente a algunos no les luce utilizar.
Estúpido sería, mantenerse callado frente a intentos gubernamentales de utilizar los recursos del estado para variar o condicionar el libre derecho que tiene cada dominicano de votar por el candidato de su preferencia.
Estúpido sería no mantenerse vigilante frente a un organismo electoral que luce excesivamente cauteloso y ambivalente cuando se refiere a controlar los excesos del partido oficial.
Estúpido sería no solicitar apoyo de organizaciones internacionales cuando se ha tejido un entramado de prebendas y facilidades que ha minado la credibilidad de muchos actores internos llamados a salvaguardar los procesos democráticos.
Pero sin duda, lo verdaderamente estúpido es amenazar con cancelar a todo el que no vote por un determinado candidato (a), pues si algo hiere la dignidad de una persona es sentirse perseguido.
Este próximo domingo, cuando se celebren las elecciones municipales, todo dominicano que respete la libertad, la democracia y el libre juego de ideas, debe votar según le dicte su conciencia y con ello recordarle a un sector político que la cosa pública no pertenece a nadie en particular sino a todos. Hay que demostrarles a los que nos oprimen que los dominicanos no actuamos bajo presión.
Este es la primera de dos elecciones este año y “el que da primero da dos veces”.
Enviemos un mensaje claro que después de haber endeudado el país más que ningún otro gobierno, de haber potencializado la corrupción, de haber derrumbado los patrones morales y éticos, de dividir su propio partido y otros muchos desaciertos y excesos, es hora de prepararse para el cambio.
Pensar que conservarán el poder es… estúpido.