Santo Domingo.- La Sociedad Dominicana de Pediatría consideró un engaño a la población justificar los abortos con las tres causales planteadas por grupos feministas, “pretendiendo hacer creer que la legalidad hace el aborto más seguro, además de carecer de argumentación científica.
Rechazó la aprobación de las estas tres causales para justificar el aborto, “porque además de ser anticientíficas, son la puerta de entrada al relajamiento y al abuso de millones de niños que tienen el derecho a nacer y a vivir”.
Su posición fue aprobada con el visto bueno del 72 por ciento de sus pediatras miembros, alrededor de mil, que fueron consultados en las 17 filiales de esa entidad que agrupa a médicos especializados en atención en salud de niños, niñas y adolescentes.
Puntualiza que la causal de interrumpir el embarazo cuando la madre está en peligro de muerte, no tiene base científica porque las patologías del embarazo que pueden poner en peligro de muerte a la madre casi nunca se ven tan temprano, sino a partir del tercer trimestre.
“Tampoco tiene base jurídica, porque el artículo 110 de nuestro Código Penal protege al médico que, habiendo agotado todos los recursos disponibles para salvar a la madre, tiene que interrumpir el embarazo poniendo en riesgo la vida del niño. Entiéndase pre eclampsia y eclampsia situación en la que nace un niño que se salva casi en el 100% de los casos”, indica.
En el caso de violación o incesto, considera que lo correcto sería enjuiciar al abusador que realizó el aborto y penalizar la interrupción del embarazo matando al indefenso feto.
“Lo correcto sería enjuiciar al abusador y eliminar las causas socio culturales, educacionales y económicas que están generando el problema. Un problema que no se soluciona con el aborto, porque el trauma que sufrió esa niña o mujer violada, no se elimina eliminando a un niño que muy bien podría ser adoptado”, comenta.
En un comunicado de la entidad, indica que “cuando la mujer es violada dentro del seno familiar, que es lo común; cuando se le obliga a abortar o ella misma lo pide, se produce en ella un síndrome post aborto, “muy bien definido que se caracteriza por graves sentimientos de culpa, tristeza, depresión, alcoholismo, abuso de drogas ilícitas, frigidez y suicidios”.
Sobre malformaciones congénitas incompatibles con la vida, dice que los pediatras “ni nadie en el mundo” tienen la autoridad para decidir quién debe nacer o quién debe morir por tener una condición médica determinada.
“¿Y, no nos preparamos con tantos años de estudios para mejorar la calidad de vida de las personas? ¿Y, por qué no matamos al paciente grave en cuidados intensivos si estamos tan seguros de que va a morir?”, se pregunta.
Y responde: “porque no estamos seguros, como tampoco lo estamos ante un feto in útero con unas malformaciones que hemos descubierto por métodos diagnósticos bioquímicos o de imágenes que podrían acompañarse de un porcentaje de error tecnológico y humano”.
Indica que “los pediatras preferimos, que sea el defecto mismo el que decida si realmente es compatible con la vida o no. Porque aquellos que son tan defectuosos, fallecen muy pronto después de haber nacido, si es que nacen. Y, porque hay muchos adultos haciendo vida normal, quizás más felices que los que nos creemos normales que se creyó no vivirían”.