Los dominicanos están a horas de definir en manos de quién ponen la responsabilidad de dirigir los destinos nacionales por los próximos cuatro años, en momentos aciagos, nunca registrados en la historia republicana, producto de las débiles condiciones en que se encuentra la salud y la economía, puntales fundamentales al momento de decidir.

Es tiempo de tener claro la necesidad de ir a ejercer el derecho al voto, dado que producto de ese ejercicio democrático, se decidirá lo que nos depara el futuro.
A estas alturas todo el que decidió ir a sufragar está claro de quiénes serán sus candidatos favoritos, que se han comprometido a realizar transformaciones reales y contundentes, de las estructuras políticas, económicas y sociales.

Esta, la del próximo domingo, es una de las pocas oportunidades en que el ciudadano común tiene el poder en sus manos, sin dejar de ser influenciado por promesas vanas, que en muy pocas ocasiones se materializan.

Algunos faltos de memoria entienden, intencionalmente o no, que si se tratan temas de deportes, no se puede hablar de política partidista, desconociendo, que todos aquí estamos supeditados a las decisiones que emanan de ese poder.