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Estado de crisis

José Mármol
📷 José Mármol

Ese es el título del libro más reciente del iluminado y profundo pensador polaco Zygmunt Bauman, resultado de un extenso diálogo con el periodista y experto en investigación de temas culturales, Carlo Bordoni, además, destacado profesor en las universidades de Pisa, Florencia e Instituto Oriental de Nápoles, entre otros.

Con noventiún años de edad, Bauman, destacado profesor de las universidades de Leeds, Tel Aviv, London School of Economics, entre otras, y catedrático emérito de sociología de la Universidad de Varsovia, continúa su imperturbable camino de reflexión y crítica en torno a la sociedad contemporánea, que proyecta como un escenario líquido, un mundo donde prevalecen la volatilidad, contingencia, fluidez, falta esencial de compromiso humano, riesgo, incertidumbre, exclusión social y pobreza creciente, entre otros males colaterales de la globalización.

En su diálogo con Bordoni, porque el pensador polaco persevera en el revelador poder didáctico de la mayéutica socrática escrita, el concepto de crisis es analizado desde tres perspectivas: a) la crisis del Estado moderno, tomando como punto de partida sus orígenes en el siglo XV, pasando por las metáforas del Leviatán (Hobbes) y el Panopticón (Bentham), el contrato social rousseauniano, hasta llegar al Estado democrático o republicano; b) la modernidad analizada en su actual condición crítica, tomando como punto de partida, primero, sus propias promesas incumplidas, y segundo, su doble naturaleza temporal e inducida, cuya comprensión mejor debería situarse en que se la asuma como una consecuencia de la modernidad misma en el tránsito hacia la posmodernidad, y c) la democracia en crisis o la crisis de la democracia, en la que las ideas neoliberales, el individualismo, el problema de la ética en relación con el progreso económico y tecnológico, así como la factibilidad frágil de la posdemocracia y el nuevo orden global ocupan lugares preponderantes de análisis, cuestionamiento y reflexión filosófica, política, sociológica y cultural.

Para Carlo Bordoni, quien asume la noción de crisis desde la acepción griega de “sentencia”, “ selección”, “punto de inflexión”, “disputa” o “querella”, las crisis en general del mundo moderno líquido no pueden considerarse algo temporal, sino más bien, algo permanente y endémico de la sociedad actual, cuyas causas se encuentran en estadios históricos precedentes.

Considera que vivimos en un perpetuo estado de crisis, que abarca lo económico, existencial, axiológico, político y cultural, donde la inseguridad y la incertidumbre, además de la precariedad, son denominadores comunes constantes, tocados apenas por intentos de adaptación y ajustes por parte de la humanidad, que terminan siendo fugaces y desechables, en un ambiente de coerción sutil legitimada y extrema violencia en las calles y campos de guerra.

Para Bauman, por su parte, la idea de crisis como la percibimos hoy está estrechamente vinculada a su original significado médico, es decir, a la incertidumbre, dado que el médico tenía que luchar contra esta para llevar al paciente al estado de convalecencia.

La crisis es un momento para decidir qué modo de proceder vamos a seguir, pero, la experiencia humana acumulada hasta nuestros días no parece contar con estrategias fiables entre las que escoger. Una característica diferenciadora de la crisis actual, respecto de otras etapas de la historia, es el “divorcio” entre el poder y la política. Por poder hemos de entender la capacidad de hacer y terminar cosas.

Por política, la capacidad de decidir qué hacer local o globalmente.

La política hoy día está aquejada de un “déficit” de poder. Mientras que el poder se ha emancipado del control político territorial.

El auténtico poder de hoy es global; en cambio, las políticas de Estado siguen siendo locales, territoriales.
El estado de es nuestro destino.

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