Apenas un detalle en el sexto partido de la Serie Final de 2024 entre Estrellas y Licey terminó por convencernos de que la capital dominicana necesita un estadio nuevo para béisbol: las enormes filas que entre entradas se suscitaban para acceder a los baños.
A 68 años de su inauguración (23 de octubre de 1955), la estructura del estadio Quisqueya Juan Marichal no responde a los estándares que se requieren en esta tercera década del siglo XXI y a futuro. Máxime, cuando se tienen aspiraciones de llevar a Santo Domingo a eventos importantes de béisbol y exigencias de condiciones similares o parecidas a las de Grandes Ligas.
En el referido sexto encuentro de la final entre Orientales y Tigres llamó a la atención las enormes colas para entrar a los baños y las dificultades para la fanaticada movilizarse por corredores y pasillos del grandstand ante una loable asistencia, sobre todo de liceístas que pretendían coronarse la noche del viernes 26 de enero.
Hay que tomar en cuenta que el Quisqueya sólo tiene capacidad de aforo de unas 11,300 personas, poco más de 6,000 de ellas en las graderías centrales. Los espacios disponibles para sus áreas de servicios y la circulación del público en tandas repletas no son suficientes para la holgura que amerita.
Las exigencias de condiciones para un parque de pelota con estándares parecidos a los de Grandes Ligas no sólo se refieren a las que deben tener para los jugadores en clubhouses y dogouts.
Las comodidades también deben crearse para el soberano que acude a los espectáculos, con lobby amplio, áreas adecuadas de preparación y venta de comestibles, bebidas, tiendas de mercancía de los equipos, servicios sanitarios adecuados y demás.
Durante una comparecencia en el Clásico Mundial de Béisbol en Miami el año pasado, el presidente Luis Abinader aseguró que el país tendrá un estadio de categoría mundial, convirtiendo al Quisqueya en una instalación de alto nivel. En sentido parecido habló también el titular de la Lidom, Vitelio Mejía, al finalizar una serie que Águilas y Licey disputaron en noviembre en el estadio de los Mets en Nueva York.
Entendemos que un estadio moderno para la Capital no debe erigirse en base a hacer remiendos a la vieja estructura del estadio Quisqueya.
Debe ser un parque nuevo, con capacidad de dos o tres veces su aforo actual y las condiciones que requieren en estos tiempos, acorde con la categoría de nuestros peloteros en las Grandes Ligas y cónsona con el desarrollismo económico alcanzado por nuestra nación.
Durante la final reciente también salió a relucir el estado calamitoso que presenta el terreno del estadio Tetelo Vargas, que en San Pedro de Macorís sirve de sede al conjunto Estrellas Orientales, que en general resulta incómodo e inadecuado para peloteros, fanáticos, periodistas y ejecutivos en sus oficinas.
En los esporádicos viajes que en los últimos años realizamos a la región oriental, siempre idealizamos la construcción de un estadio para las Estrellas en terrenos donde confluyen la autovía del Este y la carretera que lleva a Consuelo y Hato Mayor, con dos grandes avenidas que lo conecten con San Pedro de Macorís.
El Tetelo Vargas no resiste más incomodidad para los parroquianos y usuarios ni es pertinente ya dentro de la ciudad.