Rafael Molina Morillo, director de El Día
Hay una especie de consenso de que el presidente Danilo Medina está haciendo un buen gobierno, de que no es mejor porque él está atado a determinados compromisos políticos que le impiden ejecutar todo lo que habría que hacer para que su mandato fuera perfecto.
Hasta yo mismo me he visto, por momentos, justificando la conducta tímida y escurridiza de Danilo frente a la impunidad, por ejemplo, a pesar de estar convencido de que el Presidente quisiera un país libre de la corrupción administrativa.
Pero no. Pronto recobro la lucidez que me conduce de nuevo a la intransigencia y a razonar que no existe ninguna excusa para tolerar la corrupción ni la impunidad. A menos que sea que Danilo Medina esté pensando en la reelección y el costo político que representaría un accionar contra los ladrones de cuello blanco infiltrados en su entorno.
Danilo no está atado a nada, a no ser que lo esté voluntariamente. Pienso que él está en el mejor momento para hacer lo que tiene que hacer, gústele a quien le guste o disgústele a quien le disguste.
Ojalá que estas reflexiones lleguen a conocimiento del inquilino del Palacio Nacional… y que las medite, las acepte y las ejecute.
(A veces mi optimismo rompe todos los récords).
