Nueva York.-Apple finalmente está empezando a ver la realidad con respecto al negocio del iPad.
La compañía informó el martes que lanzaría una versión actualizada de su iPad insignia a un precio más bajo.
Fue la primera actualización de este modelo de iPad desde fines de 2014, aunque desde entonces Apple presentó dos versiones del iPad nuevas (y máscaras) que la compañía promociona como más útiles para tareas similares a las de una laptop.
Dos años y medio es un lapso notablemente largo entre las actualizaciones de su principal modelo de iPad, tendencia también evidente en el negocio de las Mac de Apple.
El interregno del iPad no es una señal de debilidad sino un reconocimiento de la realidad por parte de Apple y su máximo ejecutivo Tim Cook, que sostiene desde hace demasiado tiempo que el iPad es un negocio en rápido crecimiento. Decididamente no lo es.
Las ventas unitarias de iPad cayeron durante doce trimestres consecutivos. En su ejercicio económico más reciente, Apple vendió la menor cantidad de iPads desde 2011, el primer año completo en que el dispositivo estuvo a la venta. Esto es prueba más que suficiente para concluir que una caída “temporal” de las ventas ya no es temporal.
Y no invertir tiempo y dinero en actualizaciones anuales de un producto es la estrategia correcta respecto de un negocio en descenso constante.
Y eso está muy bien. No todos los negocios pueden crecer hasta la luna. El iPad es un aparato cómodo para muchas personas y es increíblemente rentable para Apple.
Poseerlo puede hacer que la gente se quede enganchada con los productos de Apple y se le pueda vender aplicaciones, suscripción esa Apple Music y otras opciones de internet que son un elemento cada vez más importante de la estrategia de Apple.
Pero si el iPad ya no es un negocio en rápido crecimiento, alguien debería decírselo a Cook.
Apple sigue jactándose de lo felices que están las personas con su iPad, del crecimiento de las ventas en países como China e India y de la cuota de mercado líder que tiene la compañía en el sector de las tabletas. Puede que todo esto sea cierto, pero pocas compañías tienen el descaro de jactarse de ser la N° 1 en un sector industrial en contracción.
En el plano mundial, las ventas de todas las tabletas cayeron 15,6 por ciento en 2016, según la firma de investigación IDC.
El problema de no aceptar la realidad es que Apple no puede renovar las expectativas de los inversores y los empleados y realinear su estrategia con la realidad de que la gente se aferra a su tableta y su laptop durante más tiempo antes de comprar una nueva.
Eso demora la compra de nuevos dispositivos y es una reacción natural al auge de los smartphones como principal dispositivo de computación en la vida de muchas personas; en particular, los jóvenes y los habitantes de China e India que Apple considera mercados de rápido crecimiento fundamentales.
La misma tendencia afectó primero al mercado de las PC.
Allí las ventas caen desde hace cinco años consecutivos y ese descenso fue un preanuncio del futuro de la tableta.
Mi colega de Bloomberg News Mark Gurman informó que las propias investigaciones de Apple indican que las personas renuevan su iPad aproximadamente cada tres años, mientras que compran un iPhone nuevo una vez cada 18 meses a dos años.
Con esa evidencia, tiene sentido que Apple dirija su atención al iPhone y a posibles proyectos futuros en autos o realidad aumentada y reduzca la atención que dedica a las líneas de iPad y Mac.