Es una cruel paradoja que en reclamo o por aspirar al imperio de la ley y el fin de la impunidad, una parte considerable de la opinión pública esté coqueteando con la idea de que nuestra democracia ha fracasado, que gobernar es un asunto muy serio para dejárselo a los políticos y que nos hace falta algún Franco, Pinochet, Castro o Chávez.
¡Qué locura! Si ahora nos quejamos de gravísimos problemas, sería muchísimo peor la falsa solución que representa cambiar nuestro sistema político por algún régimen sin partidos ni alternancia.
El desencanto actual no es solo por los lisios del PLD o su gobierno, sino también o más aun porque la oposición no luce ser mejor.
Denuncian que crece el endeudamiento, pero no proponen aumentar las exportaciones; denuncian hipertrofia de nóminas públicas pero no abogan por reducir el tamaño del gobierno; denuncian la corrupción pero defienden sus propios corruptos. Parecería que más que cambiar o mejorar las cosas solo quieren suplantar al PLD para ocuparse ellos de sus negocios… ¡Cuánta hipocresía!
