Santo Domingo.-Cuando ya no resistía los ruidosos colmadones que le quedaban justo al frente de su vivienda en el sector Villa Consuelo, doña Julia Medina decidió mudarse al residencial José Contreras por considerarlo un ambiente tranquilo, pero no se ha librado de esa pesadilla, debido a los constantes ruidos que provocan algunos vecinos del lugar cuando encienden la música de sus vehículos a cualquier hora de la noche.
“Me mudé porque no aguanté la bulla de los colmadones, y aquí me encuentro con algunos vecinos molestosos y ruidosos”, dijo. La dama ya se ha quejado con algunos residentes del lugar sobre la situación, también ha hecho varias denuncias en la Policía y hasta la fecha no ha visto ningún tipo de reacción.
Otro que también dice no soportar los ruidos es Cándido Zapata, de 63 años, residente en la Zona Colonial, quien se queja por los escándalos nocturnos de algunos jóvenes que se desplazan en sus vehículos con alto volumen de la música.
“El musicón de los carros no me deja dormir, la juventud de hoy solo piensa en hacer escándalos, y no quiere pensar en los demás”, expresó Zapata.
Ellos no son los únicos afectados por la contaminación sónica.
Denuncias
En lo que va del mes el Departamento Antirruidos de la Policía Nacional ha recibido 887 llamadas denunciando los altos niveles de ruido en distintos puntos de la ciudad; 405 fueron hechas en la madrugada.
“Unas 30 quejas son atendidas diariamente, pero hay ciudadanos que en medio del desespero nos insultan y amenazan, porque creen que sus denuncias no serán atendidas.
Hay quienes no entienden que para atender reclamos se necesita tiempo y estamos trabajando para cumplir”, explicó el sargento mayor Héctor Nin Medrano, supervisor del Departamento Central Antirruidos, quien advierte que de no ser respetadas las normas procederán a actuar como manda la ley.
Otros trastornos
El médico especialista Eduardo Mejía Habid, del Centro de Otorrinolaringología, dijo que dentro de poco el país estará llenos de sordos. Explicó que los ruidos también provocan trastornos psiquiátricos, hipertensión arterial, estrés, “que es lo que está acabando con la salud del ser humano”.
Mejía Habid reveló que diariamente recibe de tres a cuatro pacientes con trastorno de la audición a causa de ruido.
“Los ruidos se están convirtiendo en una gran epidemia, cada vez más nos ensordecemos debido al uso indiscriminado de los amplificadores de bocinas, música alta en los colmadones y los averiados mufflers de los vehículos”.
Según el neurólogo José Silié Ruiz, los ruidos también provocan daños en el sistema nervioso central, ocasionando estados de ansiedad e intranquilidad.
En el aspecto emocional, se producen trastornos, intranquilidad e irritabilidad relacionados con los altos decibeles, lo que puede llevar a un estado de conductas violentas, insomnio y depresión.
Falta de educación
Según los galenos, en el país existe un problema de mala educación, ya que no hay una costumbre de conversar, sino de vociferar y de escuchar música a alto volumen, irrespetando las leyes y normas ambientales. Consideran que si se aplicaran multas razonables a las personas ruidosas, las disposiciones legales se cumplieran más.
De acuerdo a las normas ambientales para la protección contra ruidos del Ministerio de Medio Ambiente, se consideran riesgos graves los altos niveles de ruido comprendidos en un rango mayor de entre 90 y 140 decibeles (90 decibeles es similar al ruido de los vehículos en las calles y 140 es parecido al fuerte sonido del despegue de un avión).
En este último caso la intensidad es sumamente lesiva, llegando a provocar dolor en los oídos. La norma del organismo prohíbe la emisión de ruidos en un nivel que exceda en 10% los valores límites previamente establecidos en la norma durante cualquier período de medición no menor de 30 minutos.
También prohíbe la circulación de vehículos de motor y motocicletas que no estén equipados con silenciadores que operen adecuadamente, el sonar alarmas en vehículos y edificaciones, así como campanas o artefactos similares cuando su nivel sonoro esté por encima de las especificaciones del fabricante y su funcionamiento exceda de diez minutos consecutivos de operación; sonar innecesariamente bocinas de cualquier vehículo de motor en las vías públicas, en áreas de tranquilidad o residencial y las plantas eléctricas de emergencia cuya operación normal exceda los límites establecidos por la norma, en cuanto a contaminación sonora, por áreas, deberán contar con equipos silenciadores.