Atención: copiado textualmente de “El País”, de España, de fecha viernes 7 de febrero de 2014:
“Al menos nueve inmigrantes subsaharianos murieron ayer ahogados en aguas marroquíes o aplastados en las escolleras próximas a Ceuta tras intentar sin éxito pasar la valla fronteriza.
La tragedia ocurrió cuando unos 400 indocumentados trataron de acceder a España y fueron rechazados por agentes de la Guardia Civil.
Un grupo quiso llegar entonces a nado bordeando el espigón. Algunos sin papeles denunciaron que les dispararon balas de goma y les lanzaron gases lacrimógenos. Los agentes lo niegan.
“El de ayer fue el primer intento masivo de este año de entrada en Ceuta, en cuyos montes limítrofes las autoridades tienen constancia de que hay entre ochocientos y mil subsaharianos esperando para cruzar a España.
“El delegado del Gobierno aseguró que no se habían producido devoluciones de inmigrantes que hubieran logrado llegar a territorio español y agradeció la colaboración prestada por la Gendarmería y las Fuerzas Auxiliares Marroquíes para frenar ‘el asalto’.
“Llevamos dos años de colaboración intensa y sin su ayuda no se hubiera podido evitar de ninguna manera el paso de estas personas”, afirmó Francisco Antonio González. La ciudad española vivió una tragedia similar a la de ayer el 19 de septiembre de 2009. Entonces se rescataron ocho cadáveres”.
Hasta aquí la crónica de “El País”. Entonces, digo yo ahora, a España nadie la acusa de ser racista, ni genocida ni violadora de los derechos humanos, por no aceptar inmigrantes ilegales; pero a República Dominicana sí se le quiere negar el derecho soberano de establecer sus reglas para determinar la nacionalidad y reglamentar la inmigración extranjera. ¿Cuál es la diferencia?